miércoles, 8 de diciembre de 2010

Conociendo a la guapa Doña Inés


Pues conocimos a la Inés de Marcela.

Y todo fue estupendo, porque Inés es encantadora, de cabellera rubia, casi tan alta como Marcela y curvilínea.

No puede ser tranquilizador llegar a un lugar dónde no conoces a nadie, sabiendo que vas a ser analizada por los cuatro costados, costuras incluídas.

Pero ahí estaba Inés, tranquilita, con la risa a flor de piel. Aguantando como una campeona y adaptándose a todas las circunstancias. Y todo lo llenamos con risas, con intercambios culturales, con aventurillas y con comida. Montañas de comida!!

No ha sido nada difícil aceptar a Inés, en realidad, no tuvimos que aceptarla. Ella solita se coló y encontró su propio sitio, como si hubiera estado con nosotras desde el principio.

Ayer nos despedimos de ella. Y ya sentí un puntito de pena porque no me apetecía nada, nadita, nada, que se fuera. Que la buena gente me encanta, sobre todo, si es capaz de apreciar una increíble crema de orujo junto a mi.

Y que pareja más guapa hacen Inés y mi cuñá. Que a Marcela ya la conocemos y sabemos cómo respira, pero Inés no se queda corta, porque no hubo un sólo minuto en el que no le prodigara atenciones y cariño a mi cuñá.

Hay gente suavecita, confortable y que te da muy buen rollo. Así es Inés. Por algo Latumari y yo le dedicamos algunas canciones de nuestro repertorio más íntimo, para que no le sea fácil olvidarnos.

Todavía tengo grabadas todas las risas que nos echamos las cuatro, que fueron muchas y continuas.

Esperamos volver a verte Inés, ojalá y no tardemos en coincidir las cuatro, que nos han quedado pendientes muchas más risas y muchas más conversaciones.

Mientras tanto, me quedo con vuestras miradas de complicidad y entendimiento.

Besazos, chicas...


P.D: sólo vosotras entendereis ésta foto, cierto??... jajaja

domingo, 5 de diciembre de 2010

Aquellas noches locas....


Estoy recordando cuando entre Latumari y yo no había nada, excepto una química brutal que se podía mascar en el ambiente.

Las dos eramos y somos de chulería fina, con humor irónico y malicioso. Dignas, digníiiiiisimas.

Y claro, tuvimos un cortejo complicado. A mi, las plumas ya no me daban pa más, oye!!... y mira que las tengo hermosas y deslumbrantes. Por aquellos tiempos, comprendí el valor de un globo cuando se hincha y lo envidié porque si yo intentaba hincharme un poco más, reventaría como una castaña pilonga. Los gorgoritos me hacían sufrir menos, pero allí estaba yo, dándolo todo, aleteando de vez en cuando, alrededor de ella en pequeños círculos.

Muchas veces intuía que le gustaba. Cómo otras tantas lo intuía ella, pero como eramos taaaaaaan dignas... pues podía ser una certeza o no.

Y así andábamos. Llegaba yo al tugurio de moda donde parábamos y empezaba a saludar a la peña. Inmediatamente sabía si Latumari estaba, sin necesidad de verla. Y es que mis periféricos se ponían en modo de alerta, las plumillas de mi nuca se erizaban, era entonces cuando al levantar la vista, me encontraba con aquellos ojazos en la distancia. Siempre, siempre, siempre, las rodillas se me hacían gelatina durante esos segundos.

Y todo se fue cocinando a base de pequeñísimos detalles. Ella me decía alguna cosa al oído ( porque claro, el ruido era tremendo), yo sentía su aliento en la oreja y el cuello y no sé por qué, pero inevitablemente tenía que ponerle una mano en la cintura para escucharla mejor ( no sé si dije que el ruido era tremendo). Lo estupendo era que Latumari usaba y usa unos jerseys o camistas que le llegan justito para tapar el ombligo, pero si hace cualquier movimiento, siempre hay un resquicio de un centímetro de piel que queda al aire y como nooooooo!!!... allí justamente aterrizaba mi mano. Siempre había un dedito mío que irremediablemente hacía contacto con su piel. Un momento, que tengo que tragar gordo.....

Ya estoy.

Ya no sabía que hacer para que le quedara claro a la criatura que me tenía loca. Con aquellos vaqueritos tan ceñidos y aquellas camisetas, con aquellos andares y bailares, con aquellas caídas de pestaña que me daban aire lo mismo que me lo quitaban. El culo de Latumari, ya ni lo menciono porque casi es sacrilegio. Menos mal que la primerísima vez que la vi, me quedé flipada con su cara y no me enteré de que aquella cabeza iba sobre un cuerpo... el cuerpo lo vi tiempo más tarde y tuve que apoyarme contra una columna pa no desplomarme. Y digo que menos mal que fue así, porque entonces cabría la posibilidad de que sólo la adorara por su cuerpecillo.

Una noche de aquellas, Latumari estaba bailando, como siempre. Tan absorta, que no se dio cuenta de que le aplicaron la técnica del sandwich. Fue flanqueada por una chica que era paraca y flanqueada por detrás por un amigo de la paraca y que también era soldadito. Latumari cuando se vio como una loncha de jamón, se deshizo amablemente del soldadito y accedió a bailar con la paraca.... AMOSHOMBREEEEEE... LO QUE ME FALTABA!!!... me grité pa contra mi.

Me acerqué con calma hacia la paraca, le di tres toques contundentes en el hombro y cuando me miro le dije: Esta... me gusta a mi. Le hice un gesto con la cabeza que significaba pistaaaaaa... y se fue volando, oye!!

Entonces enganché a Latumari por la cintura, la pegué tanto contra mi, que no corría ni el aire. Su cara contra la mía. Yo sonriendo satisfecha y esnifando hasta el último gramo de su perfume.

Me dije: si esto no lo pilla....

Y no, no lo pilló.... del todo....

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Así me quedaba yo toda la vida...


En la gloria!!!!

Latumari y yo estuvimos de vacaciones y en cuanto pudimos, nos escapamos a un spa. Si, si, si... que eso suena muy bien y como que está de moda.

A mi en la vida me habían dado un masaje, me refiero a esos de los que te dan gustirrinín, que te dejan casi, casi babeando y buscando una compostura ligeramente decente. Hasta ahora, sólo había recibido masajes descontracturantes, con los que te quedas sin aire al ver esa cantidad infinita de estrellitas de colores. En el último que me dieron, no pude evitar cagarme en la santa madre del masajista. Menos mal que él se lo tomó con humor porque por lo visto, estaba acostumbrado a todo tipo de menciones honoríficas familiares.

Bueno, pues allí llegamos Latumari y yo, a un paisaje espectacular, Asturias 100%, más verde imposible. El hotel, un lujazo. En diez minutos, ya estábamos con nuestros albornoces y listas pa lo que viniera o viniese.

Latumari fue llevada de mi vera por un masajista y a mi me tocó La Masajista.

Cuartito con velas, calorcito y música relajante. Nos deleitaron con la Sidraterapia...ayyyy!!!... es que todavía trago gordo cada vez que lo recuerdo. Qué cosa, oye!!!... y yo me acordaba de la mi Cuñá, porque los masajinos, fueron regalo de ella. Total, que casi me quedo frita con todas aquellas caricias. Venga de p'arriba, venga de p'abajo, desde los dedos de los pies, hasta la coronilla. Y yo con el único pensamiento de: "No te babes Hasta los pelos, no te babeeees"... y también un poco de: "No sé... yo creo que a ésta chavalina le gusto un poco porque esto como que no lo veo necesario... mis tetas no están contracturadas"

Cuando terminamos la sesión, nos invitaron a una copichuela de vino de sidra que nos supo a gloria y nos fuimos alegremente a hacer el circuito de la piscina. Chorro por aquí, chorro por allá, corre, corre que te pillo, diablurillas subacuáticas... es queeeee... es imposible no hacer travesuras cuando todo el recinto es sólo pa ti y pa tu churri. En la sauna nos desquitamos más alegremente.

Y después de todo aquello, un par de infusiones sobre unas tumbonas y con un paisaje de escándalo.

Al día siguiente tocó masaje de aromaterapia y al otro uno descontracturante con rosa mosqueta y no sé que más. Ma-ra-vi-llo-sos.

Latumari y yo intercambiamos impresiones masajísitcas en la piscina el primer día y como consecuencia, el segundo día.... me robó a la masajistaaaaa!!!..."$%&!"·$%&... yo creo que le dio envidia de mi tratamiento pechonal y quería otro para ella... pero no lo recibió... juasjuasjuas... en cambio recibió un tratamiento culeril... eso me mosquea... que el culo de Latumari es una obra de ingenieria... pero claro... cada una tiene lo que tiene... si ahora que lo pienso va a resultar que nuestra masajista era un zorrón de tomo y lomo!!!!

Menos mal que el tercer día no fue ni pa ella, ni pa mi, a las dos nos tocó El masajista.

Y ya con los cuerpecillos sobeteaos, masajeaos, magreaos y relajaos, pues nos fuimos otro par de día de casa rural.

Ay!!!... suspiro, suspiro y vuelvo a suspirar. Que poquito dura lo bueno, verdad??

sábado, 6 de noviembre de 2010

Lo que se puede llegar a sentir...


Hace veintidos años que trabajo en el mismo lugar. Me niego a mencionar el nombre de mi empresa, con que diga que son unos grandes almacenes de toda la vida, rápidamente se pueden atar cabos.

Al principio me encantaba y no precisamente porque me guste estar de cara al público, pero me resultaba fascinante la cantidad de recursos que teníamos para conseguir un artículo determinado, como funcionábamos internamente y los medios con los que contábamos.

Por aquellos tiempos, nuestro trabajo consistía en colocar la mercancía que llegaba antes de abrir al público ( contra la creencia popular de que lo hacen los duendecillos verdes durante la noche). Atendíamos al público, si pagaban en efectivo o con la tarjeta nuestra, se cobraba en la caja del departamento y zanjado. Si pagaban con tarjeta bancaria, hacer una devolución o querían que se les empaquetara el artículo para regalo, los acompañabas a las famosas cajas centrales. Punto pelota.

De unos años para acá, además de ser unos vendedores muy estéticos, dignos y educados, cobramos con todo tipo de tarjetas nosotros mismos, empaquetamos para regalo, les hacemos el talón de reserva, nos colgamos del teléfono llamando a todos los centros del país para pedir lo que desean y que nosotros no tenemos en ese momento, hacemos las devoluciones, les llamamos por teléfono para decirles que se ha conseguido lo que querían, hacemos las rescisiones de mercancía que se pidió y que luego no se llevaron, hacemos los inventarios, colocamos y surtimos los departamentos, las exposiciones, atendemos las reclamaciones siendo el primer parapeto para la furia de un majadero que nos llama de todo porque no le hacemos el abono, eso si, luego viene el jefe de turno para dejarte a ti como una imbécil y quedar él como el héroe de la película, cuando lo que tú haces, es lo que se te ordena. En mi caso, llevo a más de sesenta proveedores, surto y anulo según convenga. Mandamos mercancía a otros centros, hacemos las devoluciones de los proveedores... etc, etc, etc...

Lo curioso es que la gente cree que sólo estamos allí divinamente plantados y vendiendo exclusivamente.

A todo esto, hay que sumarle que con la nueva reforma, nos han aplicado por el artículo treinta y tres, unos nuevos horarios. Con eso han logrado endosarnos jornadas partidas, cuándo y cómo ellos quieren, sin derecho a pataleo, con una hora para comer y dando palmas.

El resultado es que todo el mundo está agotado, quemado y medio deprimido. Dónde antes eramos cuarenta, ahora hay dieciocho. No se ha vuelto a contratar a una sola persona. La gente se queja porque no se le atiende o se le atiende mal... y cómo no iba a ser así??... no podemos hacer más de lo que ya hacemos y mucho menos sonreir como a primera hora de la mañana.

Ayer un jefe le lavantó la mano a un compañero mío. Intentó darle un puñetazo... todavía no doy crédito. Nuestro jefe de planta, fue testigo al igual que otra docena de personas. Cuando mi compañero le preguntó si lo había visto y si no iba a hacer nada, éste cabrón con patas que tenemos por jefe, le respondió que el otro era un superior y le debía respeto.

Mi compañero tuvo que irse para urgencias acompañado por otro. Su corazón está un poco golpeado, por lo que cuando el médico le tomó la tensión se quedó helado al ver lo elevadísima que estaba. Cuando se enteró de lo que había ocurrido, le informó que como médico, tiene la obligación de denunciarlo y que lo haría sobre la marcha.

No sé en lo que parará todo esto. Lo único que sé, es que nunca estuvimos más desamparados, esclavizados y ninguneados que ahora. No es que seamos números, es que ahora somos pedazos de carne sin derecho a nada.

Hace tiempo que me ahogo entre la rabia, la pena y la impotencia. Pero lo de ayer... ver a mi compañero, un hombre hecho y derecho de sesenta años llorando como un niño conmigo, por la indignación y la humillación... eso no me lo quita nadie de la cabeza. Asco. Asco absoluto. Y verguenza, muchísima verguenza por haber tirado veintidos años de mi vida con una empresa que hace ya muchísimo tiempo que no me representa y que dejaría con los ojos cerrados.

martes, 2 de noviembre de 2010

Nuka


Creo que nunca he escrito nada sobre Nuka.

Nuka es la yorkshire de Latumari y mía. Y confieso que me tiene loca de amor...jajajaja

Tres kilillos de felicidad peluda y graciosa. En casa es un cielo, en la calle, un demoniejo obsesionado por saludar a todo ser viviente, por poco recomendable que sea. Nos ha salido sociable la criatura, qué le vamos a hacer!!

Nuka llegó a nuestra vida porque su antecesora Kika, dejó un vacío tan insoportable que la casa se volvió inhóspita y fría. Así era imposible levantar cabeza. Latumari y yo nos pasábamos las horas enroscadas y conteniendo las ganas de llorar a cada minuto. Era una soledad tan grande...

El día que llegó Nuka, yo no pude recibirla por culpa del trabajo, lo hizo Latumari. Inmediatamente me llamó para explicarme lo que veía. Incluso me mandó unas cuántas fotos. Yo me sentía de mantequilla y desesperada por volver a casa y conocerla.

Cuando llegué, Latumari ya se había ido, pero estábamos hablando por el móvil. Ella quería "oír" mi reacción. Abrí la puerta de casa y me dirigí directamente a la cocina. Allí estaba Nuka, caminando vivarachamente hacia mi, y de lado, porque le pesaba el culete. Los ojillos brillantes como ascuas y una curiosidad exagerada que a día de hoy no la ha abandonado.

Me cabía en una mano y me enloquecía aquella pancita rechoncha y sonrosada. Creo que lo único que yo decía era " que cosita tan bonitaaaaa".

Hubo un tiempo en el que pensé que jamás llegaríamos a entendernos Nuka y yo. Era rebelde, contestona y geniuda. No admitía un no por respuesta y todavía le cuesta... pero ya cede.

Nuka no sabe que es una perrita. Ella piensa que es un bebé o por el contrario, que es un San Bernardo. No le tiene miedo a ningún perro, se acerca a todos sin distinciones, ni temores, previo saludo a sus amos.

Mi momento mágico con ella, es por las noches. Después de cenar, cuando estiro las piernas sobre la mesa y Latumari está a mi lado en idéntica postura. Nuka se sube sobre mi y yo la pongo en mis brazos como si fuera un bebé, acariciándole el pecho. Ella solo me mira, me mira y me mira. Suspira, entorna sus pestañazas, me da un par de lametazos y lucha por no quedarse dormida. Adora nuestro abracito grupal y que Latumari y yo le estampemos un beso al mismo tiempo en sus cachetitos, haciendo con ella un sandwich de mimos. Se deja querer. Se deja adorar. Es una bandida maravillosa.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Mummy


Una escapadita por los mundos virtuales para constatar que sigo viva.

Hoy, uno de noviembre, es el cumpleaños de Mummy... mi madrecita del alma querida.

Por ese motivo, nos invitó a comer a Latumari y a mi. Y yo iba como desesperada por verla, porque necesitaba ver esos maravillosos ojos, que son los míos. Porque últimamente miro alrededor y sólo veo "carencias maternales". Bien porque algunas de esas madres ya no viven en éste mundo terrenal, bien porque la salud las abandona implacablemente, bien porque de madres sólo tengan el título y poco más.

Y Mummy hablaba durante la comida, con sus gestitos, con esa dulzura que siempre la acompaña, con esa risa fácil que le brota tan espontáneamente. Yo casi no la escucho, lo que hago es grabarmela a fuego en la retina y en el corazón. Disfruto y aprovecho cada minuto a su lado y rezo... o algo parecido. Pido poder seguir viéndola durante muchos, muchos, muchos más años, con su dignidad, con su alegría, con su independencia, con su fortaleza y con su belleza.

Y es que mi madre ha sido y es una mujer guapa por los cuatro costados, por los cuatro puntos cardinales y hasta por las costuras. El tiempo la mima, la trata bien y la respeta, la deja envejecer con coquetería y elegancia.

Mis ojos, que son los suyos, la traspasan más allá de su precioso envoltorio y entonces se me doblan hasta las rodillas, porque lo que tiene por dentro es infinitamente más hermoso que lo que transmite desde afuera.

Una mujer de 71 años que ha sabido y querido amoldarse a las circunstancias, especialmente a las mías por un sólo motivo: por amor.

Por eso, cuando nos despedimos, no deja de sorprenderme y nos hace sonreir. Nos manda saludos para "las chicas", y prosigue mencionándolas a una por una: para Marcela, para Desastrín, para Yosu, para la Galle... para todas.

Que grande eres Mummy y cuánto, cuánto, cuánto te quiero.


P.D:... si, la de la foto es mi madre... os agradecería que no hicierais comentarios fuera de tono, que nos conocemos y ya hemos hablado de esto. Un respeto.... que es mi madreeeeeeee!!!... marranas!!

martes, 12 de octubre de 2010

Si no quieres taza....


Ay!!... que racha, madre del amor fermoso!!

Latumari ha pillado una estúpida gripe que la ha pulverizado hasta el límite, queriendo hacerle brotar el vértigo. Esto se cuenta rápido, pero ha sido un proceso de dos semanas, cada día más eterno que el anterior.

Y clarooooo!!!... cómo iba a dejar yo que todo el protagonismo se lo llevara ella???... no, no, nooo!!

Así, con discrección, fui poniéndome silenciosamente morada. Las dos enroscaditas en la cama.

No quería que el pánico se apoderara de mi, no quería quedarme sin aire, pero dejé de respirar. Y es queeeee... empezó a latirme una muela. Después de años, volví a tener un horrible dolor de muelas. No podía creerlo, en mayo fui con mi dentista y todo había quedado divino de la muerte.

Pues ná, que tuve que dejar el curro al día siguiente, para que mi dentista me recibiera de urgencia.

Allí estaba yo, toda digna por fuera y rabiando por dentro. Pariendo por minutos y tratando de regular mi desbocada respiración. Me avisaron que podía pasar y salí de la salita de espera tiesa como el palo de una escoba. Eso si, en cuanto vi a Silvia, mi dentista, mujer seria donde las haya e incluso apabullante, perdí toda mi dignidad y entré dando saltitos de pataleta mientras mencionba su nombre... tanto Silvia, como su ayudanta, se partieron de risa literalmente. Creo que les toqué la fibra sensible, porque claro, una menda va siempre pisando fuerte, digna e incluso chulescamente, era impensable verme dando saltitos berrinchudos. Con todo el cariño del mundo y con sólo ponerme el ojo encima, me dijo que se me había formado una bolsa de pus debajo del último empaste. Me recetó antibiótico y quedamos para la siguiente semana.

Dos días después, un sábado, amanecí con la cara de pandereta, me parecía a Popeye pero con pelo. Nos fuimos a urgencias para que me dieran un justificante y poder quedarme en casa para rumiar mi dolor y no ir a currar.

Al día siguiente empezaron a irritarse mis partes sensibles. Menos mal que Latumari y yo, lo tomamos a risa, pero era pa llorar y no parar.

Ya se lo dije a Latumari: no hay ni un sólo resquicio que ya no conozca de mi. Ella y sólo ella, ha llegado dónde nunca nadie soñó siquiera. No hay postura por poco decorosa que sea, que yo no haya lucido ante ella. Cada milímetro de mi anatomía ha sido visitado por su mirada experta.

Es más, puedo asumir mi papel de Apachete, penacho parapetado en el cogote, cuchillo entre los dientes, repto como una anguila, aguzando mis sentidos mientras me cuelo en la habitación. Incluso me chupo el dedo pa ver la dirección del viento y que éste me ayude a pasar desapercibida... trepo por el armario, observo el cuerpecillo de Latumari arropado en la cama y mis tendones se ponen como cuerdas de violín ante el salto previo que voy a dar. Allá voyyyyyy!!!... grito de guerra... caos total... de la que salto hago la equis... es decir brazos en alto, piernas estiradas... al gritar se me cae el cuchillo que llevo entre los dientes, el penacho se me escurre y queda ladeao, el tapa-ratos se desparigüela y Latumari ya usó su memoria fotográfica hacia mis partes.

Joups!!... nada intimidante, la verdad. Me diagnostica que tengo las zonas nobles al pilpil y me espatarra analíticamente sobre la cama.

Habla con Silvia y le ordena que deje de tomar el antibiótico inmediatamente. Así lo hago, pero el proceso lleva su tiempo. Mi flora intestinal ha sido exterminada, mi culete ha quedado como boca de payaso, y no sonriente precisamente. Que me ponga un óvulo. A estas alturas, yo siento casi, casi, furor uterino. Cualquier esquina me resulta sugerente, hasta el pico de la plancha.... por las barbillas de Neptunooooo.... como puede arder tantoooooo????

Bué... después de cuatro días sin meterme medicamentos y con las partes casi recuperadas al cien por cien... ayer empezó a brotarme una pequeña erupción. Empezó por los muslos, de las rodillas a las ingles... cuando llegué al curro, ya había ascendido por mis escote y comenzaba a subir por el cuello. El matasanos/matamalos de la empresa, me dio un antiestamínico... llevo tres pastillitas de ayer a hoy y esto no para.

Hoy voy de Ronchawoman Escarlata. Las piernas, el estómago, el pecho, los brazos, la espalda, el culete... todo está invadido. Doy grima. La pequeñísimas ronchas se van aliando y hay zonas dónde ya son una sóla y enorme mancha roja intensa. Me he convertido en una tránsfuga, ahora voy por la vida de Piel Roja.

Mañana tengo dentista y cita con mi médico... alguien puede salvarme???... es que ya estoy agotadita y a partir de pasado mañana empiezo jornadas ampliadas en el curro, mañanas, tardes y casi, casi noches.

Socorritooooo!!... Auxilitoooo!!... qué será de mi??... ainss!!... menos mal que la Latumari nos cuida a las dos.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Sin sentido y mucho menos, sensibilidad...


Hay cosas que me ponen de un humor negro, negrísimo. En realidad, siento como la ira me hierve a borbotones.

A veces el pánico se apodera de mi cuando veo a la chavalería de hoy en día. Ya sé, ya sé que no todos son iguales, pero en su gran mayoría tienen una total falta de respeto hacia cualquier persona o forma de vida. Lo único válido son sus propias amistades, todo lo que no pertenezca a su círculo, no tiene valor ninguno.

A mis dieciocho años, era una persona todavía por formar, pero al menos era respetuosa y educada. A los dieciocho años ya tenía sensibilidad, pudor y compasión. Un tesoro, comparado con estos dos mamarrachos. Las condenas me parecen insuficientes.

Jayla Hamm, de 18 años, y su novio Corde Honea, de 19, fueron condenados en EEUU a penas de cárcel por pegar en la pared con cinta adhesiva al hijo de ella, de 22 meses de edad, después de una noche de fiesta.

La pareja, maniató con una potente cinta de color verde al niño, de 22 meses, contra una pared de su domicilio, le pegó los pies al suelo con pegamento y, posteriormente, tomó fotografías que la madre subió a su página en la red social MySpace. Uno de sus amigos vio las instantáneas y comunicó el suceso a las autoridades. Hamm fue condenada a pasar al menos 10 días en prisión y dos años en libertad condicional mientras que Honea, que fue quien puso la cinta adhesiva al niño, pasará entre 36 y 60 meses encarcelado por un delito de abuso de menores. El incidente tuvo lugar en enero después de que los jóvenes regresaran a casa, según la policía, tras una noche de fiesta y decidieron pegar al niño en la pared para divertirse, mientras el pequeño lloraba inmovilizado. El niño fue puesto bajo custodia de las autoridades del estado.

Que clase de diversión puede producir semejante espectáculo??... y menos mal que a esa descerebrada se le ocurrió publicar las fotos, porque de nos ser así, el incidente hubiera pasado desapercibido y qué sería lo siguiente, crucificar al niño con clavos??

Que miedo me da pensar en mi vejez....

lunes, 4 de octubre de 2010

Cuando un angel suspira


El 14/01/09, Latumari y yo habíamos ido a comer a casa de mi madre. Pasamos un buen rato las tres juntas, como siempre.

En casa de mi madre, la vida la repartimos en dos sitios: la cocina y el estudio que convertimos en salita. La cocina es el sitio que más tiempo nos alberga, no hay duda. Estuvimos hablando de todo un poco, nos reímos, nos sorprendimos con las últimas novedades acompañadas por un par de cafés.

En cierto momento de la conversación, mi madre suspiró. Suavecito. Suspiró como sólo pueden suspirar los angelitos, desde muy adentro, suspiros que te hacen cosquillitas por dentro y por fuera. Suspiró como es natural en ella.

Un suspiro no tiene nada de especial aparentemente, excepto los suspiros de mi madre. Los suspiros de mi madre nacen en su precioso corazón y salen a la superficie atravesándole la piel. Desde hace veinte años y tres meses, sus suspiros siempre van precedidos de un leve “hipeo”. Suspira como lo hace la gente que previamente ha llorado.

Latumari conoce sus suspiros porque ya la ha oído más veces, pero ese día, fue un suspiro tan dulce y tan tierno que nos sorprendió a las tres.

En mi caso, puedo decir que no fue sorpresa lo que sentí. Sencillamente me generó un enorme sentimiento o infinitos sentimientos que se entrelazaron hasta convertirse en uno solo, pero fortísimo. No pude controlarlo, me emocionó hasta la médula. Mi madre, que es mucha madre y pocas cosas que me conciernan se le escapan, se quedó turbada al ver mi reacción. En realidad vio mis ojos y esa estúpida agüilla que a veces los invade. Como consecuencia sus ojos se llenaron de lágrimas. Como consecuencia a mi se me escaparon unas cuantas. Tuve que levantarme y abrazarla. Las dos llorando como bobas y Latumari tan emocionada como nosotras. Todo un poema.

Los suspiros de mi madre, no siempre fueron así. Hubo un tiempo que suspiraba sin más. Sus suspiros cambiaron cuando perdió a mi padre. Si alguien pierde lo que le es más amado y llora noche tras noche, año tras año y trata de ocultar el dolor ahogándolo con la almohada, esquivando esa línea tan finita que si la traspasas solo te llevaría a la locura. Cuando un paisaje, un ruido, un color, un sabor, una palabra, el mundo, la vida misma, te traen a la memoria a esa persona tan amada y notas que lloras por dentro y por fuera. Cuando lloras. Cuando sigues llorando durante mucho, mucho, mucho tiempo hasta que ya no te quedan lágrimas y entonces lloras con el alma, es justo en ese momento cuando ya no puedes volver a suspirar como lo hace el resto de la gente.

Por eso los suspiros de mi madre me calan tan hondo, porque sé hasta donde la llevó su sufrimiento, porque sé exactamente como nacieron sus suspiros, sé el por qué de que se quedaran a vivir en su corazón por siempre jamás y sé que sus suspiros vuelan sin paradas hasta llegar al cielo, para ser recogidos por su destinatario, el único que los puede merecer y que los abraza como si fueran suyos.

martes, 21 de septiembre de 2010

Mirando la vida pasar


La penúltima vez que volví a México, fue por la boda de mi único hermano. Justo dos días antes de volver a España, me fisuré los ligamentos de un tobillo, por lo que tuvieron que ponerme una férula de escayola y vendarme hasta la rodilla. Se supone que debía mantener la pierna en alto el mayor tiempo posible, pero claro, si te toca viajar en avión, es sumamente difícil, a menos que al señor de adelante no le importe que le ponga la pierna en la coronilla.

El caso es que nos tocó pasar noche en N. York. Ciudad inmensa se mire por dónde se mire. Decidimos que a la mañana siguiente, nos iríamos pronto al aeropuerto, porque llevando la pata como la llevaba, no estaba para muchas florituras y así lo hicimos.

Me gusta viajar con mi madre. Bueno, con mi madre me gusta todo, porque tiene una conversación amena y divertida, fue capaz de hacer hablar en español al recepcionista del hotel. Todavía la recuerdo desenvolviéndose por ese pedazo de aeropuerto que es el F. Kennedy, oye!! parecía que andaba por Barajas!!

Bueno, pues nada, que facturamos las maletas y nos sentamos. Las dos observamos que había un carrito de esos para llevar las maletas, abandonado, a un par de metros de distancia. Resultaba curioso porque ese aeropuerto es inmenso, nadie puede, ni debe moverse por él si no tienes algo con ruedas para transportar tu equipaje y no morir en el intento.

Al minuto, apareció la primera persona acelerada por el pasillo. Mi madre y yo la observamos, parecíamos dos abuelas de pueblo viendo la vida pasar. Las dos vimos el destello lujurioso en su ojo cuando vio el carrito y como aceleró el paso para apoderarse de él. Lanzó su maleta con satisfacción y le imprimió un empujón al inesperado regalo motorizado. La trampa estaba en una de las ruedas delanteras: estaba dañada y se atascaba, por eso lo habían abandonado en medio de la nada. Al empujarlo con tanto ímpetu, el carrito se encabritó y el cuerpo de la persona, casi sale impelido por encima de él.

Mi madre y yo asistimos a todo aquello analíticamente, viendo como evolucionaba, pero cuando vimos lo del empujón y el tropezón, creímos morir. Nos empezó a dar tal congestión de risa, que sólo eramos capaces de ponernos moradas y llorar, y llorar y llorar... he de decir que cuando mi madre y yo nos cegamos riendo, sonamos igual que Lindo Pulgoso, las dos nos agarramos el corazón e intentamos extender la otra mano para aferrarnos a algo invisible que nos de la bocanada de aire necesaria para no reventar como una castaña.

Aquel carrito, nos salvó. Nos hizo pasar uno de los mejores y más divertidos momentos de nuestra vida. Pasajero, tras pasajero, todos hacían exactamente lo mismo. A todos se les veía el fogonazo de alegría, la cara de egoísmo, la de satisfacción, la de susto inesperado y la de mala leche cuando descubrían el por qué de aquel abandono.

Cuatro horas dan para mucho en un aeropuerto. De esas cuatro horas pude sacar en conclusión que la raza humana es egoísta, avariciosa y malhumorada, pero inevitablemente, cada cierto tiempo, aparecía una persona que realmente era capaz de apreciar lo tonto y simpático de su comportamiento y marcharse moviendo la cabeza, con una sonrisa de oreja a oreja.

Como la vida misma, oye!!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sin pegar ojo


Tres de la madrugada. Latumari y Marcela en el salón, viendo/comentando lo que echan por la tele. Nuka (nuestra yorkshire), medio desesperada, porque no sabe si ir para el salón o quedarse aquí conmigo.
Mañana operan a Latumari, de ahí su desvelo. Por más que lo intenta, no es capaz de quitárselo de la cabeza. A nadie le gusta entrar en un quirófano por más leve que sea la intervención.
Marcela acompaña a Latumari, que pa' ella es Lamimari, por pura solidaridad y amor del bueno.
Y yo, estoy despierta por el simple hecho de estar agotada hasta la médula. Yo, que duermo en el pico de una piedra. Yo, que soy la viva imagen de un lirón hecho persona... no puedo dormir!!
El trabajo me está consumiendo viva, hace tiempo que no me siento feliz haciendo lo que hago. Vivo más tiempo en la empresa que en mi casa, pero lo que ha colmado mis nervios, es que debido a los nuevos e inhumanos horarios que tengo, haya tenido que dormir fuera de casa, alejándome de Latumari y de todo lo que me es querido. Eso no lo soporto, ni lo perdono, aunque sólo haya sido un día.
Definitivamente, esto ya no es lo mío.
Mejor me voy con Latumari y con mi cuñá Marcela, seguro que caen unas risas y harán que me sienta infinitamente mejor por el simple hecho de tenerlas al lado. Esparadme, chicaaaas!!

domingo, 15 de agosto de 2010

Noche de estrellas


Mi cuñá Marcela ya habló de esto, pero su gusto por lo telegráfico siempre me deja con ganas de mas.

Llama Marcela a Latumari y le dice que si vamos al día siguiente por la noche de escapada a León para ver la lluvia de estrellas, hay dudas porque yo soy la única que tiene que madrugar y como yo soy muy sacrificada para esas cosas, disipo las dudas velozmente y decidimos hacerlo, que buena falta me hacía oxigenarme un poco.

Yo trabajé de mañana, Latumari trabajó de tarde y Marcela no dio un palo al agua, sólo al del golf. Mientras esperaba por las dos, preparé tremenda cafetera, un termo de café y otro de leche, dos mantitas polares (que vamos pa mayores y las noches leonesas son imprevisibles) y una silla playera, que las otras dos ya las traía mi cuñá.

Marcela apareció con las otras dos sillas, unos bocadillos tamaño obrero famélico, de cecina, bañada en aceite virgen y queso de cabra. Vasos, azúcar, cucharillas y dos sorpresas que no pensaba decirme hasta que no estuviéramos in situ.

Cuando llegó Latumari, apareció con más vasos, cucharilla y supervisó todo el equipo. Marcela le comentó lo de las dos sorpresitas y que no pensaba decirnos nada.

Si te dicen que no te van a dar una sorpresa hasta que llegue el momento adecuado, pues no te queda otra que aguantar no??... pues con Marcela no vale... cuando nos dimos cuenta tenía medio puchero en la cara por nuestra falta de insistencia y terminó hasta dando saltitos de enfado. Reventó las sorpresas allí mismo: traía lo que en apariencia era una lata de refresco, con la peculiaridad de que dentro no tenía refresco, sino una colección de bombones belgas y una botellita minúscula para mi, de crema de orujo, mi chupito preferido. Y de paso, también le trajo una botellita de vino a Latumari. Por traer, se trajo hasta los hielos para que yo pudiera disfrutar plenamente de la copichuela nocturna.

Pues allá nos fuimos. Llovía ligeramente y nos encontramos con numerosos bancos de niebla. El calor bochornoso de los días anteriores y la lluvia, producían una niebla pesada y extraña.

Y aterrizamos en Babia. Se nos resitía la cuneta de nuestros sueños, pero finalmente dimos con ella.

Sillas fuera, alineación de los astros: Latumari, Marcela y yo en posición. Estrellas brillantes, brisa nocturna. Operación mantas. En ese momento, Marcela y yo vimos la primera estrella. Inmediatamente después, alumbradas por el calor de una linterna petaquera, atacamos los bocatas. Risas. Muchas risas. Lágrimas de risa. Dolores de risa. Segunda estrella cazada por Marcela y por mi. Latumari pataleaba indignada.

Llegaron los cafés, calentitos y apetecibles. Tercera estrella capturada por Latumari y Marcela. Yo estaba ocupadísima saboreando mi chupito y mi café.

Con los cafés vinieron los poemas, que recitados bajo aquella bóveda, eran de lo más reconfortantes... aunque fueran de un soez increíble...jajajaja... y vinieron más risas, y luego la caída de los bombones y llegó el momento del silencio. Esos silencios que jamás incomodan y que incluso son recibidos con los brazos abiertos, porque te ponen en perfecta comunión con el universo.

Se aproximaba una gran nube que iba engullendo las estrellas poco a poco. Decidimos levantar nuestro campamento gitano si es que la cervicalgia nos lo permitía. Mientras recogíamos las cosas, Marcela pilló otra estrella. Cuatro de cuatro, la cuñá estaba sembrada.

Y volvimos a casa, cansadas pero muuuuy satisfechas. Marcela vino a echar el último cigarro con nosotras a nuestra cama, como ya es costumbre y poco después nos quedamos fritas.

Al día siguiente me dormí, menos mal que Latumari pudo llevarme en coche al curro, pero tampoco me hubiera importado llegar tarde, porque después de una noche como esa, que me quiten lo bailao!!

martes, 10 de agosto de 2010

Qué pena... tan jóven...


Todos los días hago el mismo recorrido para ir hacia el tren que me llevará a Oviedo. Todos los días, voy sola, enfilando esa recta que a la vuelta, parece no tener fin. Cuanto más temprano, más sóla voy. Aparentemente.

Cuando enfilo la recta, me gusta complicarme la vida. Lo digo porque siempre cruzo hacia la otra acera, por allí no suele ir la gente, es una acera demasiado estrecha. Bordeada por las vallas del tren y del otro lado, los coches aparcados. Si a eso le añadimos las farolas que sembraron cada X metros, pues el resultado es que sólo la utilizo yo. Es Mi acera, la conozco palmo a palmo y domino su recorrido con la elegancia que me proporciona el más absoluto conocimiento de cada baldosa. Me contorsiono suavemente ante el bordeo de cada farola, nada de bajar el escalón, eso tiene muy poca ciencia. Sé esquivar con los ojos cerrados los brazos de las pequeñas zarzas que desean arañar mis pantalones e invadir la carretera.

Aparentemente voy sola.

Cuando empecé a relacionarme con la recta y su acera, me di cuenta de que escondido tras la valla, había algo que me observaba fijamente y con precaución. Incluso lo sentía corretear una vez que yo había pasado.

Al poco tiempo, me di cuenta de que no iba tan sola por la recta. Empecé a toparme con caracoles madrugadores y somnolientos. Ellos hacen que camine con la gracia de un ninja, voy scaneando el perímetro con velocidad porque si piso uno, me da un jamacuco y sería capaz de ponerme a llorar a moco tendido por el sufrimiento. Cuando regreso, mis caracolillos ya no están, han traspasado la valla y roncan plácidamente escondidos entre la vegetación. Ahora las que me acompañan son las mariposas. Pequeñas mariposas amarillas que van jaleándome para que llegue al final de la recta sin morir en el intento. Pero las que me dan más trabajo, son mis lagartijillas, porque con el calor del medio día, se vuelven irresponsables y descaradas. Las muy bobas llegan a bajar el bordillo de la acera y ya se sabe que las lagartijas desconocen lo que es la valentía. Bueno, en realidad son tan histéricas, que desconocen cualquier sentimiento, sólo distinguen la emoción: " uy!!... que calorcito... me pondré un poquito más adelante??... o no??... o si??... o no??... o si??".

Ydistinguen el miedo panicoso:..." Arrea!!!... un humanooo!!... no lo ví llegar!!... qué haré??... pa' dónde tiro??".

Y claro, a mi no me queda más remedio que ir caminando con exquisita suavidad, sin brusquedades, ahora voy en la modalidad de ninja-bailarina-de-ballet. Porque y si por mi culpa una de mis lagartijas sale corriendo hacia la carretera en lugar de correr hacia la maleza???... y si me la estrapalla un coche delante de mis narices??... me moriría de la impresión.

Por lo tanto: la poca gente con la que pueda cruzarme, a primeras horas de la mañana, ve a una chica elegantíiiiiisima, que camina como si el mundo le perteneciera. Pero a los cinco metros, la misma chica, va haciendo estrambóticas eses... qué pena!!!... tan jóven!!

El resto de la gente que me ve a medio día, vuelve a ver a la misma y elegantíiiiiiisima chica caminando con soltura y dinamismo, tan es así, que las mariposillas silvestres la saludan a su paso. Pero a los diez metros, esa misma chica va ralentizando su paso hasta hacerlo casi en cámara lenta y manteniendo extrañas y solitarias conversaciones, acelera y aminora, acelera y aminora, acelera y aminora... dos abuelas me observan desde la acera de enfrente y murmuran entre ellas.

Me paro, las miro y desde mi acera les grito: Ya sé, ya sé.... qué pena!!!!... tan jóven!!!!

jueves, 29 de julio de 2010

Otra vez esa sensación...


Que temporada más complicada. Menos mal que entre agotamiento y agotamiento, surgen momentos hilarantes.

Para variar y no perder la costumbre, Latumari y yo salimos a cenar fuera. Nos pusimos al corriente de cómo habían transcurrido nuestros respectivos días. Nos remontamos a nuestros principios y la verdad es que siempre terminamos riéndonos con muchísima complicidad. Hablamos de algún que otro tema de actualidad, de las últimas noticias de mi cuñá Marcela que lo está pasando como las indias y no sé cuantas cosas más.

Debo decir que la mayor parte de nuestras conversaciones están llenas de humor y momentos divertidísimos, es chocante porque nuestra apariencia suele ser bastante seria.

Aunque Latumari y yo ya nos conocemos en profundidad, todavía tenemos la capacidad de sorprendernos ante nuestras ocurrencias.

Momento del día con el que me quedo:

Cuando terminamos de cenar, Latumari me dice muy seriamente lo agotadísima que está. Yo la miro con arrobo, seriedad y penita. Ella me explica que siente las piernas agotadas y los pies ya ni los siente. Yo asiento seriamente. Ella me dice que no ve el momento de llegar a casa, ponerse cómoda (literalmente despelotarse), echarse en la cama regocijándose con lo fresquita que estará. Yo sigo asintiendo seriamente y viendo todo el proceso mentalmente, proceso que conozco de memoria. Me dice que necesita poner los pies en alto. Mi cara está a treinta centímetros de la suya, observándola y escuchándola. Y termina diciéndome que si, que necesita imperiosamente poner los pies en alto.... más o menos a la altura de mis orejas.

Evidentemente las dos nos pusimos ciegas de reir, Latumari porque me pilló totalmente desprevenida, tanto así que antes de que sonara mi carcajada, me salió una especie de trompetilla contenida.

Ayyy!!!!... si no fuera por ella y por sus ocurrencias, no sé que sería de mi!!!... sigo sintiendo la misma sensación que el primer día.

sábado, 24 de julio de 2010

Haciendo historias


Que bien se pasa cuando hacemos travesurillas...

Antes de ayer, cuando salir de currar, Latumari me recogió y nos fuimos a tomar una estupenda sangría de sidra y cómo no: a cenar.

Estábamos en plena faena manteniendo nuestras mandíbulas a destajo, cuando latumari se quedó clavada. Había olvidado algo en el trabajo, concretamente en el cuarto que sólo utiliza ella para cambiarse. Como la vi tan incómoda por aquello, le dijde que según terminaramos de cenar, pasaríamos por la fábrica y asunto solucionado.

Así lo hicimos. La verdad es que ya me había hecho a la idea de tener que esperarla fuera, porque para pasar, hay unas medidad de seguridad bastante potentes y a menos que tengas acreditación, te quedas fuera. Incluso llegué a bajarme del coche en cuanto llegamos a la garita del vigilante. El hombre me escaneó y decidió dejarme pasar con latumari.

Latumari volvió a describirme aquel lugar que para mi es lo más parecido a los infiernos de Dante y eso que por la noche, gana un montón, porque a pesar de tanta iluminación, no te permite distinguir la cruda realidad del lugar.

Bueno, pues finalmente llegamos al edificio que correspondía. Latumari iba delante de mi, encendiendo luces de pasillos, oficinas y cuartos, ensimismada en sus explicaciones, poniendo belleza dónde sólo había el paso de los años y un color rojizo de grafito incrustado a perpetuidad. Yo la observaba unos paso por detrás: tan mona!!... con sus vaqueritos ceñidos, ese culo fantástico y su camisetita sin mangas. Nada podía quedar a la imaginación, era lo que había.

Mi ceja derecha ya estaba ligeramente elevada y la comisura derecha de mi boca también se elevó. Sentí el cosquilleo que precede a mis malicias.

Llegamos a su cuartito. Creo que debe de medir 2 por 2... sólo cabe una ducha de 60 por 30 y un lavabo dónde solo puedes lavarte las manos de canto... pero latumari es conocida por sus múltiples facetas, y una de ellas es que también es latumariGiver... hace y deshace el mundo con una cerilla y un chicle usado.

Me mostró un armario que se hizo ella solita... con cartón... tiene sus puertitas con cerrojo y todo, dentro la barra para colgar la ropa... un panel que desliza a su conveniencia para usar el portátil o trabajar en sus maquetas... dos cajones repletos de cosas que sólo son tesoritos para ella y más ropa.

Yo observaba todo aquello entre flipante, admirada y orgullosa y claro... quise darle un regalo a latumari, algo para ella y para mi, algo que pudiéramos recordar las dos y especialmente ella para cuando llega a ese infierno particular.

Sin previo aviso, la enganché por la cintura y nos dimos un morreo de escándalo, parecíamos pulpos. Menos mal que el cuartito era tan diminuto, porque si no, hubiéramos ido golpeándonos contra todas las paredes y derribando todo lo que hubiera a nuestro paso. Nos enganchamos cómo pudimos al marco de aquella puerta... y empezamos a reirnos... de no ser porque el guardia de seguridad nos dejó pasar excepcionalmente y nos tenía controladas... el olvido de latumari, hubiera terminado en fuegos artificiales.

En cualquier caso, conseguimos ese momento para el recuerdo.

Ayer a las 14: 16, tenía en el trabajo una llamada perdida de latumari que no pude responder hasta dos horas más tarde y que ella tampoco pudo devolverme. Supe inmediatamente para qué era la llamada: al entrar en su cuarto para empezar a trabajar, recordó el momento que vivimos en aquella cajita de cerillas... misión cumplida... ella sonreía y yo también.

martes, 20 de julio de 2010

Diseccionando besos


Soy una vil adicta. Confirmado.

Los expertos dicen que los besos de alta intensidad son equiparables a una sobredosis de anfetaminas: aumentan los niveles de dopamina (sustancia asociada al bienestar) y de testosterona (hormona asociada al deseo sexual), y se generan adrenalina y noradrenalina, que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca. También segregan endorfinas (hormonas de la felicidad) y oxitocina (llamada hormona del amor porque está presente en el enamoramiento). Y se activan nada menos que 34 músculos. Es la mejor 'medicina' contra la depresión.

Cuando besamos con la boca abierta, queremos "absorber" información de la otra persona, nos queremos "embeber" de ella, saborearla, que entre más dentro de nosotras. El beso con la boca abierta, es una forma de acercamiento más íntima, ya que se comparten fluídos, y emocionalmente implica una unión más profunda.

Cuando irrumpe la lengua, se experimenta un alto grado de deseo, con o sin presencia del amor. Es un símil de penetración y hecho de forma inconsciente. El uso de la lengua responde al deseo de querer adentrarse y fundirse con la otra persona. Y, por qué cerramos los ojos? Para prolongar ese momento, ese gesto implica un deseo de guardar el momento más profundamente en nuestro cerebro.

Pues eso, que yo soy una adicta irrecuperable, que necesitos besos, como necesito agua.

Adoro los besos porque son un lenguaje universal, hay tal cantidad de matices en un beso, que puedes decir de todo con esa acción, sin necesidad de hablar el mismo idioma.

Y además, señoras mías: yo beso de fábula!!!...jajajaja... si, si, si... con un beso puedo explicar infinitas más cosas que con las palabras. Los besos son sentimientos en estado puro, puedes ofrecer el sentimiento más tierno, la pasión más arrebatadora, la lujuria más salvaje, el enfado más dominante, el deseo más voluptuoso... con un beso puedes dar o quitar vida. No hay nada más poderoso que los besos, ni que produzca mayores beneficios al cuerpo, al alma y al corazón.

Por cierto, ahora mismo necesito imperiosamente un chute, voy a por Latumari, que ella sabe la dosis exacta que requiero en estos momentos.

Haced caso a la foto, ese es el secreto para el bienestar.

domingo, 27 de junio de 2010

Amores perdidos


He estado de vacaciones y por lo tanto, desaparecida y alejada del ordenador. Llevo tres días intentando ponerme al día y lo logro a duras penas. Leyendo los blogs, me he topado con uno de Farala que me dejó levitando porque lo entendí al instante.

Antes que nada: felididades Faralilla, con retraso, pero felicidades. Veo que somos geminianas las dos.

Dudo en escribir esto, porque no quiero remover las penas de nadie, ni siquiera las mías, pero la sensación es más fuerte que yo.

Mi madre vive y yo la adoro hasta la extenuación. Ni por un segundo olvido que sigue en mi vida y la disfruto con toda la conciencia del mundo. Esa sabiduría me la proporcionó la muerte de mi padre. Una muerte que no esperaba bajo ningín concepto y que me quebró por dentro hasta límites insospechados. Hace veinte años, un mes y siete días.

No ha pasado un sólo día en el que no lo recuerde, ni uno. Así seguirá siendo hasta el mismo día en que yo deje de respirar. Y por todo este conocimiento gratutito, siento verdadero pánico al pensar en el día en que mi madre me abandone definitivamente, creo que enloqueceré nuevamente de angustia y que no seré capaz de superar una nueva pérdida de tal magnitud por segunda vez.

Cuando mi padre murió, lloré. Pero ni mucho menos todo lo que hubiera debido. Las circunstancias que me rodeaban no me lo permitían y me tragué todo aquel amasijo de sentimientos. Eso sí... a los seis meses, reventé en el lugar más inapropiado y sin ser capaz de retener aquel llanto que parecía no tener fin, ni piedad.

El día que mi padre murió fue un infierno de gente y familiares bien intencionados que nos estaban pulverizando con su presencia constante y sus peculiares consuelos. Mi madre estaba pasada de rosca y es el día de hoy, que no recuerda casi nada. Era la una de la madrugada y aquella gente no se iba de mi casa. Al final, mandé a mi madre a su cama y yo misma, me fui a mi habitación. El último que se fuera, que cerrara la puerta.

No sé el tiempo que habría dormido... creo que una hora. Me despertó el timbre de la puerta y me levanté como una zombie. Al abrir la puerta, me asusté, incluso retrocedí un paso hacia atrás por la impresión. Allí estaba mi padre, sonriéndome dulcemente y pidiéndome con un gesto de sus manos y lo suave de su voz, que no me asustara, que no pasaba nada. Me dijo que me quedara tranquila, que él estaba muy bien y que en realidad, lo único que le molestaba, era el hecho de sentir frío, por eso mismo, venía a por su cazadora. Lo dejé pasar, lo vi ir a por su chaqueta y lo vi marcharse con tranquilidad. La misma que sentí yo cuando me levanté por la mañana.

Siempre me han dicho que fue un sueño. Yo misma pensé que era un sueño mío en la desesperación por saber que de alguna forma, mi padre se encontraba bien.

Pero no. No fue un sueño. Viví lo que viví y ví lo que ví. Mi padre vino a darme un poco de serenidad y mucha tranquilidad. Lo sé, porque sentí el mismo frío que sentía él a pesar de hacer un calor espantoso.

Y es que cuando se nos muere alguien a quien amamos por encima de todas las cosas y con quien tenemos unos lazos que van más allá de cualquier dimensión, hay ciertas visitas que son obligadas, porque de no hacerlas, morirían matándonos. Última prueba de amor.

viernes, 25 de junio de 2010

Las mujeres de mi vida


Mi vida está llena de mujeres. Me rodean por los cuatro costados. Y eso es bueno, muy bueno.

Una de esas mujeres es Latumari mía, que es la misma que Lamimari de Marcela.

Latumari, es mi pareja, mi compañera, mi amante, mi amiga y definitivamente, mi todo. Pero antes de ser así, primero lo fue de Marcelilla... raro eeeh??... jajaja

Resumiendo: que Latumari y Marcela fueron pareja hace tiempo.

Siempre dije que no soy celosa, pero no era cierto. No hay nada como una relación herida de muerte y mal llevada, para que saque lo peor de ti y conozcas los celos y sus miserias de primera mano.

Con Latumari no tengo esos problemas, puedo confiar ciegamente porque sé que jamás me mentiría. Ella te dice lo bueno, pero te lanza firmemente a la cara todo lo malo. No hay engaños, no hay dobleces, sólo una comunicación constante.

Latumari tiene un respetable equipaje parejil... jajaja... y yo las conozco a todas, nos relacionamos con ellas y salimos con frecuencia.

De todas ellas, la única a la que yo adoro, es a Marcela. Porque ella lo vale. Porque no puede ser de otra manera. Parecerá un comentario extraño, pero muchas veces me da un sentimiento muy cercano a la pena cuando las miro por lo que pudo haber sido y no fue.

Las dos son especiales, están hechas con la materia de los sueños, totalmente distintas y sin embargo, son una aleación de lo más potente.

Cuando observé la relación que había entre ellas, ni por un segundo me sentí mal y mucho menos amenazada. Lo que sentí fue una especie de agradecimiento, porque ellas eran el vivo ejemplo del amor bien entendido. Puedes querer a alguien con locura y no funcionar como pareja, pero si ya la quisiste con locura una vez, puedes seguir queriéndola de igual forma en el plano que corresponda.

Y eso es lo que hay y lo que no puede faltar. Latumari atravesaría paredes por ir al lado de Marcela si ésta la necesitara, pegaría y mataría por ella: Marcela es sagrada.

Y yo a Marcela la veo diferente, porque la conocí diferente. El primer impacto que tuve de Marcela, fue que era una burbuja de oxígeno para mi. Con todo lo que me rodeaba por entonces, Marcela brillaba con luz propia y se podía mantener una conversación más que decente con ella. Ver aparecer a Marcela, era como llegar a un oasis.

Luego se convirtió en la guardiana de nuestras pasiones, porque Latumari y yo cuando nos enfadamos, somos volcánicas y necesitamos que Marcela ponga orden y sentido en nuestras neuronas.

Pero yo me quedo con Marcela porque se ríe como un puñado de cascabeles y me contagia. Me quedo con Marcela porque cuando llora, entiendo perfectamente sus sentimientos y lo que siente. Me quedo con ella, porque entiendo sus silencios y lo que grita en ellos, porque entiendo lo que sus ojos dicen cuando mira a Latumari en los buenos y en lo malos momentos, porque es una luchadora infatigable, porque es generosamente despilfarradora y sobre todo, porque es mi Cuñá. La única.

Cuñá, te quiero muchísisisisisisisisimo... con esa camisita... te invitarás a algo, no???...


domingo, 30 de mayo de 2010

Las Ibéricas feat Las Gulas del Norte


Bueno, bueno, bueno... pedazo partido chicas, qué barbaridaaaaaad!!!!

No sé ni por dónde empezar.

Debo decir que nos tomamos con calma la ida hacia el campo, de hecho, paramos a tomar un cafelito y Latumari y yo, hasta nos zampamos un donuts, por aquello de: "comienza bien el día".

Allí nos cazó la capitana Desastrín y Homer el árbitro, poniéndonos verdes, mucho larala y poco lerele, porque al final ellos también pidieron una consumición.

De allí, enfilamos hacia el campo, con calma y pachorra, nos encontramos a Marcela que llegaba parsimoniosa, desganada y con las gafas de sol bien encasquetadas.

Confieso que yo no iba a jugar, me apetecía tanto como peinar una bombilla, pero Desastrín vino hacia mi desencajada, diciendo que no íbamos a ser bastantes y me lió de mala manera. A Marcela le pasó otro tanto de lo mismo.

Total, que allí estábamos Las Gulas del Norte, vestidas de rojo pasión, echando un pito, risa va, risa viene, relajadotas y felices de la vida.

Las Ibéricas salieron al campo y parecían algo tú!!!... todas de negro, con equipación oficial, camisetas personalizadas, vamos!!!... unas doberman de tomo y lomo, se trajeron hasta a la DJ de la Santa para amenizar el ambiente. Lo remataron regalándonos un banderín triangular con la foto de Fangoria. Un banderín del 2009 con un beso estampado por detrás, dado por la mismísima Fangoria, pa' habernos matao!!!... que poderío tienen estas chicuelas, que poderíoooo!!!

El campo era de hierba artificial, nada que ver con la playa. Esta vez, resultó todo como mucho más profesional, oye. Todas parecíamos algo, hasta parecía que sabíamos jugar!!!!!!

El encuentro fue reñido, muuuuy reñido. El marcador fue abierto por las Ibéricas a los pocos minutos, pero las Gulas no nos dejamos amilanar y fuimos a por ellas como miuras y las empatamos poco tiempo después.

Yosu, el Perdigón de la Caleya, corría haciendo honor a su alias, entorpeciendo el juego de las Ibéricas. Como llevaba pantalones de camuflaje, no la veían muy bien de cintura para abajo y centelleaba libremente... si le hubiera dado la gana y el resuello, claro!!

Desastrín, en su línea: todo voces y amenazas. Cortó unas cuantas jugadas de peligro y falló un penalty, pero somos generosas y no la despedazamos. Fue adquiriendo su característico color púrpura mientras avanzaba el juego.

Cris fue discreta y ni una sola vez perdió la verticalidad, jugó con ánimo e incordió a las Ibéricas desbaratandoles un par de jugadas interesantes.

La Tía Isi brilló por su ausencia... sería porque un perro le mordió la mano y tuvieron que irse p'al hospital???... no hablo de las doberman Ibéricas, sino de un perro de carne y hueso.

La actuación de nuestra portera Rosi, muy loable. Esta vez no hizo ningún paradón con el culo, utilizó su cuerpo con normalidad y a pesar de los CINCO goles que encajó, no se le puede reprochar nada de nada. Porterazaaaaaaa!!!!

Latumari... ayyy!!!... esa mujer es como un misil teledirigido: le programan el balón y no hay quien la disuada del objetivo. Tuvo una barrida espectacular que le dejó un hermoso y gigante raspón en el muslo, casi termina en gol. Volvió a ser la más fashion, coordinada de la cabeza a los pies, dando el pego de jugadora experimentadísima, así le va: se obsesionan marcándola, pero ella dura como un peñón.

Y Marcela???... que fuerte la Marcelillaaaaaa!!!... menos mal que no ibas a jugar cuñá, menos mal que estabas desganada y cansada, menos mal... porque de no haber estado tan achacosa, en lugar de dos goles, marcas cuatro, majaaaaaa!!!!... tú como siempre: aprovechando la coyuntura, tocabas a todas, monina, que te viiiii!!!!... jajajaja

Soraya. Soraya fue el Balín de la Caleya, lógico que sea la moza del Perdigón de la Caleya, por eso se complementan. Ella siempre discreta, pero allí estaba, interceptando y dando cesiones, breve pero intensa!!

QK animosa como siempre, dándolo todo sin pedir nada a cambio. Laboriosa y luchadora como ella sola a pesar de las dificultades.

Marga: la que tuvo, retuvo: que grandeeee!!

Tifi: que elegante niña, pero que elegante!!!... la que hizo las jugadas más bonitas.

Eva: tambien grande, larga como ella sola, en altura y en buen juego. Que buen trabajo.

Laura: tesón y lucha.

Mon: muy buen hacer, la veteranía es un grado!!

Lorena: se quedó con las ganas de jugar porque su rodilla se lo impide totalmente, pero sus rotaciones para los relevos en el campo fueron importantísimas.
Betty: una verdadera leona en el campo. Viendo su tibia llegué a pensar que la Ibéricas habían jugado con botas reglamentarias y le habían dejado los tacos incrustados a modo de recuerdo.
Vane: que no jugó, pero vivió el partido pegada a la banda, recorriéndola y jaleándonos como la que más.
Y yo ná, como siempre, me quedé en la defensa con mi lema grabado a fuego en la cabeza: o tú, o la pelota, pero las dos juntas ni de coña monina. Y eso que cuando se me vino encima aquella tanquetita Ibérica apodada Mertxinos, tragué ligeramente gordo... pero no pasó, cagoentoóloque semeneé!!

Y así, de esta manera que os cuento, ganamos el partido 6 - 5 ... si, siiiiii!!!!!... ganamos a las Ibéricas, nosotras, las Gulas del Norte!!!!

Y ahora hablan de otro partido en Oviedo, con comilona para después... y algo han dicho de ir a Madrid... y yo no sé en que puede parar todo esto, porque cada vez que jugamos, nos piden revancha y parece ser que esto no terminará nunca...


Segundo encuentro futbolero...


Voy con muchíiiiiisima prisa. Sólo diré que dentro de media hora es el partido bolleril contra las de Oviedo, acabo de enterarme que se hacen llamar las Ibéricas... ende luegoooo!!!
Y nosotras con estos pelos!!!... sin nombre de guerra ni ná, de ná... pues aquí entre nos, pregono a los cuatro vientos que nosotras somos las Gulas del Norte!!!... chinchaaaaaa!!!
Porque más del norte no podemos ser, porque gula tenemos pa dar y regalar y porque me da la gana.
Pues nada, a la vuelta habrá crónica deportiva... o no... que esto del deporte es muy, muy, muy pero que muy duro!!!
Chicas... comportaros deportivamente, no escupais ni seais evidentes en las faltas: SU-TI-LE-ZA y E-LE-GAN-CIA... pero como se pasen un par de pueblos... ACABAD CON ELLAAAAAS!!!!

domingo, 23 de mayo de 2010

Qué te gustaría ser??


Seguramente que alguna vez os han preguntado que si tuvierais una segunda oportunidad, quién o qué os gustaría ser.Bueno, pues yo en mis despertares a la vida y habiendo sentido las primeras emociones intensas con todo lo que conllevan, llegué a la conclusión de que no me cambiaría por nadie. Pediría ser yo misma nuevamente. Si el cambio fuera obligatorio, decidí que me gustaría ser piedra. A ser posible una enorme roca, bien parapetada y si no fuera mucho pedir, en un emplazamiento que no molestase mucho. Decidí ser piedra porque en teoría, ni sienten, ni padecen. Porque se limitan a ir erosionándose muy lentamente, con mucha más lentitud que el propio tiempo. Porque no sufren, no se emocionan, no les duele nada a pesar de fragmentarse. Deseaba ser una gran roca para tardar en erosionarme, para tardar en pulverizarme, para poder asistir como testigo mudo al paso de la vida misma. Ver como cambiaba el entorno y las gentes que pueblan este mundo. Las rocas son longevas y llenas de sabiduría… aunque todos sus conocimientos no les sirvan para mucho.La vida cambia. Da vueltas y más vueltas. Yo la veo como la pelota con la que juegan mis gatos. Esas pelotas porosas y que llevan dentro un cascabel. Evidentemente, el cascabelito soy yo, por mi alegría desbordante y mis propias circunstancias. La vida, es la pelota que me contiene. Y mis gatos, son los zarpazos, bofetadas y meneos que te da la propia pelota o vida. Hoy por hoy, la mía es intensa. Tengo más experiencia que antes, más dolores y alegrías. Ya no deseo ser piedra. Desde hace unos pocos años, me veo más como un caballito de mar. Me encantan esos animalitos. Son impresionantes. No importa que su vida sea efímera, no sé lo que pueden durar, lo que me importa, es su forma de vivirla. Hace mucho tiempo, vi un documental que hablaba sobre ellos. A mí siempre me despertaron simpatías, pero con aquello, me parecieron envidiables, un modelo a seguir. Yo quería tener lo que ellos tienen. Cuando dos caballitos se conocen, forman una pareja monógama. Los dos se ayudan repetida y exclusivamente entre ellos. Refuerzan su unión realizando danzas diarias de bienvenida poco después del amanecer. Son alucinantes, el embarazo lo lleva el macho. Esa danza que tanto les gusta, dura unos diez minutos, bailan uno alrededor del otro mientras cambian de colores y hacen piruetas. Después se separan y cada uno se dedica a sus quehaceres. Pero cada vez que vuelven a verse, enlazan sus colas y otra vez a bailar. Ni os cuento la que se arma una vez que nacen los huevecillos, entonces pasan más de diez horas revoloteando el uno alrededor del otro. Ni decir tiene que cuando dos caballitos se enlazan, ignoran a todos los demás caballitos de mar. Cuando uno de los dos muere, tardan mucho tiempo en volver a tomar una pareja, algunos, ni siquiera vuelven a tener otra. A mi se me rompió el corazón viendo a un caballito llevar a su pareja muerta colgando de su cola, negándose a abandonarla, solo la dejaría cuando su cuerpo se fuera deshaciendo por sí solo, cuando ya no quedara nada que transportar. Lo importante es que cuando se emparejan, es para siempre y lo festejan bailando, cabeceando y abrazándose como muestra de fidelidad. Quiero ser caballito de mar… cielo, trae los flotadores y prepara la bañera, que voy a saludarte como solo tú te mereces.

domingo, 16 de mayo de 2010

Al miedo... por los cuernos!!


Estaba aquí, más aburrida que un hongo alucinógeno y me dio por ponerme a ver fotos. Mirándolas, empecé a recordar cosas y de golpe me topé con la que os expongo. Evidentemente no se trata de mi, pero si se trata del único miedo que me atormentaba de pequeña.No sé en qué momento comprendí que había peligros. No sé en qué momento comprendí que podía haber un monstruo debajo de mi cama, pero desde luego, la sensación de peligro podía palparla. Todavía puedo sentir como se aceleraba mi corazón las veces que me atacaba el pánico porque debía llegar a mi cama y aquella cosa indefinida podía engancharme por los pies en cualquier momento. Si eso ocurría… serían mis padres capaces de llegar a tiempo?? Podrían escuchar mi pelea con el monstruo rastrero??... yo sabía que tenía muy pocas probabilidades de éxito. Si algo había aprendido en mis cinco y seis años de vida, es que los monstruos eran peludos, muy, muy, pero que muy fuertes, apestosos e increíblemente estúpidos. Por lo tanto, opté por estrujarme mi tierna e infante neurona y encontré la forma de engañar a aquel ser desquiciante. Lo primero que hacía era entablar un diálogo con un amigo imaginario que tenía la voz súper ronca. Lo segundo era dar a entender que este amigo era súper fuerte y lo tercero y casi, casi lo más importante, es que mi amigo imaginario podía luchar estupendamente contra cualquier monstruo.El siguiente paso era complicado, ya que debía saltar desde el marco de la puerta hasta mi cama. Hoy por hoy no sería un reto tan enorme ( que lo es, que una ya no está pa' acrobacias innecesarias), pero por aquel entonces, un metro de distancia era lo mismo que yo debía de tener como altura, mis piernas no daban para tanto. El caso es que yo saltaba y volaba porque la vida me iba en ello. Una vez que aterrizaba de mala manera, me daba una prisa frenética por protegerme bajo las sábanas. Pero no se terminaba ahí mi miedo, porque ya en la cama, me tapaba hasta la cabeza y claro, pasaba lo que tenía que pasar… que yo agudizaba el oído y lo que es peor: mi imaginación. En ese momento, ya había la posibilidad de que el monstruo hubiera salido de debajo de la cama y que me estuviera acechando a pocos centímetros, casi podía sentir su cara a milímetros de la mía…arrgghh!!... que angustias!!!... pero finalmente hacía lo que tenía que hacer, lo que sigo haciendo, lo que seguiré haciendo… procuraba dominar mi pánico a duras penas, ralentizar aquellos desbocados latidos de mi corazón que se hacían sentir en mi pecho, mi cuello, mi boca y en el mismo cráneo. En un arranque de valor, me quitaba las sábanas de la cara de golpe, buscando al monstruo en la oscuridad. Todavía recuerdo mi respiración alocada. Entonces comprobaba que el monstruo se había ido y yo suspiraba fanfarronamente, como diciéndole que cuidadín conmigo, que tenía soplamocos pa él, y pa cuatro más como él. Lógicamente, me quedaba frita en tres segundos… demasiado estrés.Mi habitación no se parecía a ésta, como yo tampoco me parezco a esa niñita, pero desde luego, el monstruo si que es el mismo, reconocería sus garras así hubieran pasado mil años.

Moraleja: no dejes que ningún monstruo, tenga la apariencia que tenga, te lleve y te coma cruda, no se hizo la miel pa' la boca de un monstruo.

Dulces sueños.....


viernes, 14 de mayo de 2010

Música maestro!!!... o tócamela de nuevo, Sam


Ayer de la que iba a trabajar, vi a un tipo que siempre toca la guitarra en el mismo sitio y vive de la buena voluntad.

Lo cierto es que lo conozco desde hace más de veinte años. Tiene la misma antiguedad laboral que yo, se impone los mismos horarios aunque bastante más flexibles que los míos y gana bastante más que yo.

Sé que gana más, porque él solía parar en la misma cafetería. Los dos llegábamos a la vez despues de finalizar nuestras jornadas. Al cabo de unos minutos, sacaba toda aquella calderilla, la colocaba en los montoncitos apropiados y pedía que se lo cambiaran por billetes. Siempre, siempre, siempre, sacaba por encima de las cinco mil pelas y hasta las diez mil.

Es decir, que el mes que menos cobraba ya por aquél entonces, eran ciento veinte mil pelas y el que más, unas doscientas cuarenta mil.

Cómo no iba a ir a comer todos los días al Corte Inglés??... cómo no iba a ir a comprarse los pantalones en el Territorio Vaquero??... cómo no iba a llevar los mejores boxers del mercado??

Siento verdadera envidia sana. Olé sus huevos. No le rinde cuentas a nadie, vive como le da la gana, se rodea de música y de sus inseparables perros.

Si ya me lo temía yo, tenía que haberme puesto a tocar dos que tres instrumentos.

El ukelele p'al veranito alegre, que si la gente se resiste a soltar la pasta, no hay nada que una faldita de hojas palmariles y un buen par cocos, no solucionen.

El banyo p'al frío invierno, porque lo mismo te da pie pa tocar una triste balada country si el día es apagado, que te da pie pa una cancioncilla vertiginosa y alocada que haga que la gente deposite las monedas con más rapidez.

Y para la época de entretiempo, pues no sé... unas maracas con una buena coreografía, una bandurria electrónica, por darle un toquecillo moderno.

Incluso el tam-tam, ya que por mis venas corre la sangre de Apachete y podría hacer una danza y soniquete amenazador: si no sueltas las pelas, te pongo una nube de lluvia en la cabeza a perpetuidad y otra en el ojo.

Que poco valorados están los oficios y que bien que funcionan!!!

viernes, 7 de mayo de 2010

Antes muerta que sencilla


Cuando empecé a escribir virtualmente, lo hice desde el Fotolog. Hoy, por hoy, lo tengo abandonadísimo y las telarañas campan a sus anchas. Hay unos pocos escritos que no quiero perder en el olvido y por eso mismo, he decidido pasarlos aquí. Por lo tanto, las que ya me seguiais en el Fotolog, recordareis éstas aventurillas sin igual.

Esta peliculita sucedió el 3/10/08

Ya vuelvo a estar a las carreras y por eso mismo, sin tiempo.Suceso interesante del día de ayer: Nos levantamos tarde y con poco tiempo antes de irnos a currar, el por qué, no importa, monas. Nos preparamos y salimos como voladores.

Iba yo divina de la muerte, con pinta de comerme el mundo. Entramos en el ascensor, meto la llave que nos llevaría al garaje, guardo la llave, levanto la vista hacia el espejo y me quedo fulminada al ver que no me peiné. Evidentemente me empecé a quejar y a soltar espumarajos por la boca. No me gusta competir con Espinete y dejarlo en ridículo, como tampoco me gusta competir con Martirio y ganarle por tres cuerpos de peineta remolinera. Mari sonríe y me estira malamente el kikirico tieso, que recuerda la cola del cometa Haley. Subimos al coche y me lleva como una centella a la estación. Hace un giro insospechado, se medio aparca con el motor encendido, se baja y me dice que le de al “chisca” del limpiaparabrisas. Obedezco, pensando en su obsesión por llevar los cristales como una patena. Mientras yo le doy a la palanca del agua, ella pone la mano frenando el chorro. La observo… bueno, observo su cintura, su inclinación sobre el coche, sus esas, su prodigio y… se sube al coche, me manda mirar para el otro lado y ¡zaca!... me atusa el kikirico en dos segundos. Ya puedo ir por el mundo con chulería, bien tiesa y desafiante. Me parto de risa con sus recursos, le estampo un beso y me voy feliz como una lombriz. Como consecuencia de ese atuse tan eficiente, recibí una proposición indecente de un mastuercillo que me dijo estar buscando pareja y me dejó su tarjeta de visita por si me lo pensaba. Sentí como mi ceja se arqueba mirando pa la tarjeta y pal mastuercillo y pensé pa mi… “ayyy!!... si tú supieras, pringadillo!!... corre pa casa, piltrafilla.... vuelaaaaaa!!!

miércoles, 5 de mayo de 2010

Ruegos y preguntas...


Pues aquí voy de nuevo a hablar del dispositivo antiviolaciones. El único, el inimitableeee... Rape-aXe.

Lo cierto es que el aparatito ha levantado mucha polémica, toda ella, dirigida hacia la doctora Ehlers. Pero hete aquí, que ésta mujer me encanta, porque tiene respuesta para todo. La acusan especialmente de odiar a los hombres. Y si así fuera qué?? quéee??... quéeeeeee??... si la mayoría de ellos no hacen ná para ganarse nuestra devoción y mucho menos cuando estamos hablando de violaciones. De todas formas, no es el caso, ella no los odia... de momento... jijiji... dadle motivos cretinoooos!!!!

A lo que vamos. A la mi Ehlers, le están reprochando que si el hombre queda atrapado, es posible que se vuelva más violento y pueda matar a la mujer. Ella responde en su página web oficial que " siempre que una mujer sufre una violación corre el peligro de que la maten".

Esta es la misma duda que atormenta a Kali y por ende, a Farala. Yo tengo la solución, me vino de golpe y porrazo cuando leí lo del nuevo dispositivo. En semejante situación, si el violador se pone bordecillo al verse atrapado, lo que tenemos que hacer es bailar un foxtrot como enajenadas, en perfecta comunión con una estampida de elefantes. Podemos abrazarnos como posesas, al cabrón que nos pretende atacar, por una vez, haremos que entre él y nosotras, NO corra el aire. Solamente nos dejaremos llevar por el alocado ritmo de nuestro foxtrot. Además, el cerdoasquerosoviolador, no debería estar pa muchas florituras ya que el fantástico Rape-aXe, le tiene el pito encapsulado, mordido por pequeñuelos y juguetones dientecillos que imitan la mandíbula de un tiburoncete... que bonito!!

Sólo dejaremos que el dispositivo salga de nuestras interioridades, cuando veamos al cerdo abusador pedir tiempo muerto con lágrimas en sus desorbitados ojos.

También se ha barajado la posibilidad de que alguna mujer pudiera usarlo con la intención de vengarse o dejar en evidencia a hombres que en ningún momento traten de sobrepasarse con ellas (mira que las hay malas y retorcidas, eeh??... zorronas vengativas!!), Ehlers reconoce que es una posibilidad, y ofrece un consejo: "No pongas lo que te pertenece donde no te pertenece y nunca tendrás problemas".
Adoro a ésta mujeeeeeer!!!!

Por último, están los hombrecillos que tachan al Rape-aXe, como un "dispositivo medieval", a lo que la mi doctora Ehlers responde que la violación es "un acto medieval".

Oisteiiiiiiis??? Leisteiiiiis???

Y si aún con todo esto, os sigue dando yuyu, siempre podreis adoptar un mapache que os acompañe a todos lados. Es el complemento perfecto para cualquier ocasión, solo deberemos enseñarle a enroscarse alrededor de nuestro cuello a modo de estola para que pase desapercibido.

martes, 4 de mayo de 2010

Pon un mapache en tu vida...


Alexander Kirilov, un ruso de 44 años, estaba pasando el fin de semana con sus amigos, se emborrachó y se le ocurrió que sería divertido violar a un mapache. Sin embargo el animal, asustado, saltó sobre el agresor y le asestó una dentellada en el pene, según ha informado el diario británico The Sun."Cuando vi el mapache pensé en pasar un buen rato", declaró el gilipollas de Alexander, a los cirujanos moscovitas que se quedaron sorprendidos cuando vieron la calamidad. Los cirujanos plásticos rusos están intentando restaurar sus genitales (espero que no tengan el instrumental adecuado, ni las ganas necesarias), que han quedado destrozados después de la brutal mordida del mapache agredido( quiero un mapache... o dos). Uno de los amigos que asistieron al suceso ha comentado que aunque puede que su pene vuelva a funcionar de nuevo lo que los cirujanos no pueden hacer es reconstruir lo que el animal arrancó. "Eso se ha ido para siempre, así que no tendrán mucho con lo que trabajar", ha sentenciado.

Lástima que una manada de mapaches no les destrozara algo más que todo el fin de semana, al descerebrado de Alexander por asqueroso y a los cabrones de sus amigos por consentidores.

Pues no sabeis como me alegra saber que lo tiene tan complicado, esa "broma" lo ha dejado sin la única y solitaria neurona que le quedaba.

Cómo se puede pensar en pasar un buen rato violando a nadie??

Espero que Sonnet Ehlers la doctora sudafricana que inventó el preservativo antiviolación se forre, cosa dudosa, ya que como mujer y además mujer con conciencia, propuso distribuir gratuitamente 30.000 unidades durante el mes del Mundial.
El preservativo es una funda de plástico que cuenta en su interior con aristas que la mujer se introduciría en el interior de su vagina como un tampón, y que atraparía el pene del hombre en caso de producirse un ataque sexual.
El dispositivo -cuyo nombre es Rape-aXe- fue inventado por Ehlers a raíz de su interiorización en el tema. La doctora atendió a numerosas mujeres víctimas de violaciones en Sudáfrica, un país donde, denuncia, este delito es especialmente frecuente.
"Se trata de un aparato que se mete en la vagina, que es muy cómodo, y que en caso de asalto sexual atrapa el pene del hombre. Éste sentirá un gran dolor ( y yo un gustito...), y además no se lo podrá quitar a menos que vaya a un hospital ( que se vuelva a joder), donde no podrá negar que penetró a la mujer"( que se la corteeeen!!!), explica Ehlers.
Según la doctora, el miembro del agresor queda encapsulado dentro del dispositivo ( que lo envíen a un agujero negro del espacio), por lo que no hay peligro de que, pese a que se pueda evitar la violación, el pene sangre y se traspase ningún tipo de enfermedad.
Por otro lado, Ehlers niega que exista alguna posibilidad de que el Rape-aXe cause daños internos a la mujer. Y en cuanto al agresor, los daños tampoco son permanentes, aunque sí las cicatrices que provocan las aristas cortantes (yo era más partidaria de una miniguillotina, perooo...)

En vista de las circunstancias y ya que el mundo está poblado de innumerables cromañones, sería aconsejable crear dispositivos de todos los colores y tamaños, para todo tipo de vida, humana o animal. Nadie está a salvo.

viernes, 30 de abril de 2010

El día después... que no fue uno, sino tres


Esto del deporte, tiene su aquello.

A mi especialmente nunca me ha dado por una actividad en concreto, quizás el squash ha sido lo que más me ha gustado: tres cuartos de hora super intensos, arreando raquetazos a destajo y pudiendo usar las cuatro paredes a mi antojo y conveniencia. Una descarga de adrenalina total.

Pero no voy a hablar de deporte, tengo que hablar de sus consecuencias... y es que una va pa' mayor, que ya no está el cuerpo pa' semejantes gestas. Que una cosa es mantener el espíritu de los dieciocho y otra muy distinta el espíritu que nos queda en el cuerpo.

Mi cuerpo ha estado en contacto directísimo conmigo estos cuatro días, me ha llamado de todo, menos bonita. Que si de que voy, que quién te crees que eres para darme semejante paliza, que a ver si maduras y te pones a mi nivel, que eso de marcha, marcha, queremos marcha no va por ese camino. Vamos, que me tiene la cabeza loca de los nervios y como represalia, no me deja moverme con la naturalidad, elegancia y el poderío que me caracteriza. Solo me permite caminar con cierta dignidad y se acabó.

Y hete aquí que ante tamaña catástrofe, yo he tenido que improvisar, porque una puede ser lo que sea, pero lo que no se puede perder nunca jamás, es el glamour.

Qué es eso de querer sentarte y tengas el culo media hora en suspensión porque las ingles te están dando trallazos hasta en la campanilla??... no, hijas nooooo... una se traga las lágrimas, se mentaliza previamente, diseña una estrategia de ataque, aguanta la respiración y se coloca en posición. Previamente habremos hecho unos cálculos mentales de posicionamiento, sabremos sin necesidad de mirar, dónde está nuestro culo y dónde el asiento: nos dejamos caer. No a lo elefante, sino como con cierta desgana, mirando hacia el infinito y más allá. Dejando que nuestro dolorido cuerpo, caiga ayudado por la fuerza de la gravedad. Contenemos las lágrimas y esos desesperantes quejiditos que pugnan por salir de nuestra garganta. Respiramos y controlamos ese pulso de maraqueras que se nos ha quedado y nos resta gracia.

Pero claro, el cuerpo se cansa de todo y ya está harto de la misma postura, pide cambio. Que tal un cruce de piernas?? esa postura puede ser sobria, a la par que elegante. Evidentemente, no podemos cruzarla sin más o corremos el riesgo de lanzar un alarido en dicho lugar público. Escaneámos el entorno, hacemos como que se nos cae una lentilla, el pendiente o lo que sea. Una vez dobladas y conteniendo la respiración, nos agarramos el bajo del pantalón disimuladamente y aprovechamos el empuje de nuestra incorporación para elevear nuestra pierna y que quede milagrosamente cruzada. Mantenenos el gesto impávido, sólo de esa forma lograremos contener la transpiración.

Para levantarnos del sitio, nos agarraremos a todo lo que podamos, mesa, silla, persona humana con conocimiento de causa, pero eso sí: sieeeeeempre con estilo, nada de desesperaciones, ni derribar mobiliario. Glamour, chicas, muuuuucho glamour.

En la intimidad podemos prescindir un poco de la imagen, pero no del todo, no vayamos a desencantar irremediablemente a la churri.

Subir al coche es sencillo. Primero metemos el culo en posición y ejecutamos una caída libre, como nadie nos ve, tiramos una por una de nuestras piernas y ya estamos dentro. Para bajar, repetimos la operación, teniendo cuidado de no poner la fuerza en la puerta del coche y se nos venga encima dejándonos como mosquito veraniego estampado. Cuidado.

He desarrollado la técnica de la mecedora. Esa es estupenda para meterse en la cama, pero duele. Aunque no hay nada en esta situación que no origine dolor. En fin, a la hora de irnos a la cama, tomaremos la precaución de abrirla, hay que economizar movimientos y dolores. La abrimos con holgura, que nada nos moleste. Posición de culo en caída libre, contamos hasta tres y nos dejamos ir, pero esta vez con impulso. Es muy importante no olvidarnos de las piernas, todo debe subir a la vez, estrellamos la espalda en el colchón, para ser un aterrizaje perfecto, la postura y el impulso, nos dejarán meciéndonos suavemente. Tu churri se partirá de risa, pero también se morirá de envidia porque está tan jodida o más que tú.

No puedo alargarme más. Con estos tres ejercicios, deberíais poder sobrevivir con dignidad y elegancia.