domingo, 27 de junio de 2010

Amores perdidos


He estado de vacaciones y por lo tanto, desaparecida y alejada del ordenador. Llevo tres días intentando ponerme al día y lo logro a duras penas. Leyendo los blogs, me he topado con uno de Farala que me dejó levitando porque lo entendí al instante.

Antes que nada: felididades Faralilla, con retraso, pero felicidades. Veo que somos geminianas las dos.

Dudo en escribir esto, porque no quiero remover las penas de nadie, ni siquiera las mías, pero la sensación es más fuerte que yo.

Mi madre vive y yo la adoro hasta la extenuación. Ni por un segundo olvido que sigue en mi vida y la disfruto con toda la conciencia del mundo. Esa sabiduría me la proporcionó la muerte de mi padre. Una muerte que no esperaba bajo ningín concepto y que me quebró por dentro hasta límites insospechados. Hace veinte años, un mes y siete días.

No ha pasado un sólo día en el que no lo recuerde, ni uno. Así seguirá siendo hasta el mismo día en que yo deje de respirar. Y por todo este conocimiento gratutito, siento verdadero pánico al pensar en el día en que mi madre me abandone definitivamente, creo que enloqueceré nuevamente de angustia y que no seré capaz de superar una nueva pérdida de tal magnitud por segunda vez.

Cuando mi padre murió, lloré. Pero ni mucho menos todo lo que hubiera debido. Las circunstancias que me rodeaban no me lo permitían y me tragué todo aquel amasijo de sentimientos. Eso sí... a los seis meses, reventé en el lugar más inapropiado y sin ser capaz de retener aquel llanto que parecía no tener fin, ni piedad.

El día que mi padre murió fue un infierno de gente y familiares bien intencionados que nos estaban pulverizando con su presencia constante y sus peculiares consuelos. Mi madre estaba pasada de rosca y es el día de hoy, que no recuerda casi nada. Era la una de la madrugada y aquella gente no se iba de mi casa. Al final, mandé a mi madre a su cama y yo misma, me fui a mi habitación. El último que se fuera, que cerrara la puerta.

No sé el tiempo que habría dormido... creo que una hora. Me despertó el timbre de la puerta y me levanté como una zombie. Al abrir la puerta, me asusté, incluso retrocedí un paso hacia atrás por la impresión. Allí estaba mi padre, sonriéndome dulcemente y pidiéndome con un gesto de sus manos y lo suave de su voz, que no me asustara, que no pasaba nada. Me dijo que me quedara tranquila, que él estaba muy bien y que en realidad, lo único que le molestaba, era el hecho de sentir frío, por eso mismo, venía a por su cazadora. Lo dejé pasar, lo vi ir a por su chaqueta y lo vi marcharse con tranquilidad. La misma que sentí yo cuando me levanté por la mañana.

Siempre me han dicho que fue un sueño. Yo misma pensé que era un sueño mío en la desesperación por saber que de alguna forma, mi padre se encontraba bien.

Pero no. No fue un sueño. Viví lo que viví y ví lo que ví. Mi padre vino a darme un poco de serenidad y mucha tranquilidad. Lo sé, porque sentí el mismo frío que sentía él a pesar de hacer un calor espantoso.

Y es que cuando se nos muere alguien a quien amamos por encima de todas las cosas y con quien tenemos unos lazos que van más allá de cualquier dimensión, hay ciertas visitas que son obligadas, porque de no hacerlas, morirían matándonos. Última prueba de amor.

12 comentarios:

  1. estremecida y emocionada me dejas. ya te digo: cuando desperté (y los días posteriores) no dije "he soñado con mi madre". Se lo que dices porque yo dije "kali, he estado con mi madre..."

    ResponderEliminar
  2. que yo mantengo que las géminis somos el signo bloguero par excellence...

    ResponderEliminar
  3. Uff tía¡¡¡ yo llego emocionada de casa de mis padres, porque he visto hoy a mi padre de pie, con una pierna nueva y dos muletas, dando pasitos pequeñitos, tanteando todavía el terreno... mi madre no me dijo nada por teléfono. Yo sabía que ya estaba probando la prótesis en rehabilitación, pero jope¡¡¡ en dos meses ya está corriendo¡¡¡ (hoy he descubierto que mi padre es Superman, y todos estos años sin saberlo) y al leer esto sobre tu padre me he dado cuenta de que el mío está viviendo una segunda vida que tenemos que aprovechar tanto él como yo....

    Besinos¡¡¡

    ResponderEliminar
  4. Me has dejado sin palabras... Hermoso post.

    Saludos,
    Sara.

    ResponderEliminar
  5. Precioso, entrañable, tierno, hermosísimo relato de amor. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Impesionante!! Preciosa muestra de amor...una más que le has dedicado a lo largo de estos años...

    Un saludo,

    ResponderEliminar
  7. Farala: sabía que lo entenderías a la primera, igual que me pasó a mi con tu escrito. Espero que la dulzura de esa vivencia, te acompañe toda la vida.

    Yosu: a parte de Superman, tu padre lo que está demostrando es que posee una voluntad de hierro y un deseo loco de recuperar su vida. Tiempo al tiempo, que la rehabilitación es muy dura. Si ese camino sirve para que los dos os valoreis mutuamente y la relación se haga más fuerte, pues a luchar conjuntamente. Abrazos pancha!!!

    Marcela:... ay, cuñá!!... parece que últimamente sólo soy capaz de hacerte llorar con mis escritos. Voy a pillar complejo de cebolla.Besos wapísima!!

    Sara López Moreno: muchísimas gracias a ti por haberte tomado la molestia de leerme.

    Candela: el corazón manda, ya sabes. Otro abrazo de vuelta.

    Soledad: es bueno para mi saber que soy capaz de transmitir una parte del amor que he sentido por él y que sigo sintiendo. Gracias!!

    ResponderEliminar
  8. Muy emocionante tu relato, es cierto que distintas dimensiones nos atraviesan, la de la vigilia no es más que una. En alguna otra estamos con los que amamos.

    ResponderEliminar
  9. Va a hacer 24 años de la muerte de mi padre y aún sigo echándolo de menos, y llorando por él, de vez en cuando.
    Yo también estoy convencida de que nos visitan, para tranquilizarnos, sí, pero también para que sepamos que no nos abandonan del todo, que sigue pendientes de nosotras, que nos ayudan cuando lo necesitamos.
    Fíjate, ha habido momentos delicados en mi vida, de esos en los que tienes que tomar alguna decisión importante, en los que supe que algo no iba a ir bien porque soñaba con mi padre.

    ResponderEliminar
  10. Leí tu relato hace días, pero no pude comentarlo. Ahora lo releo despacio, con calma, y me emociono nuevamente hasta extremos insospechados. Yo perdí a mi padre hace 14 años (los hará el 2 de agosto) y a mi madre hace casi 3 años (los hará el 22 de agosto) y comprendo perfectamente todo lo que narras y describes con tanto detalle y tanta ternura.

    Me quedo con tu penúltima frase: "hay ciertas visitas que son obligadas, porque de no hacerlas morirían matándonos..." que es una frase tan cierta, tan cierta, tan cierta, que se me pone la piel de gallina.

    Gracias por compartir tu sensibilidad con nosotras, cuánta suerte tiene latumari y cuánta razón lanuestramarcela (eres una tía estupenda!!!)

    última prueba de amor... o penúltima... nos quedan todavía visitas por recibir.

    Abracines salinos y balsámicos

    ResponderEliminar
  11. hace 14 años de la muerte de mi padre, y en estos días me he encontrado en internet, una foto de el donde sale por casualidad, me quedé loca cuando lo ví, me decía que no era él, pero claro que sí, estaba con su traje blanco y su camisa rosada, super elegante. Bajé la foto, se la mande a mi hermana en caracas para ver si ella veía lo mismo, me llamó inmediatamente para preguntarme de ¿donde había sacado esa foto de nuesto padre?. Nuestra conclusión muy personal fue: nos ha mandado una señal de que está con nosotras, cerca.

    Que gran post.

    ResponderEliminar