viernes, 30 de abril de 2010

El día después... que no fue uno, sino tres


Esto del deporte, tiene su aquello.

A mi especialmente nunca me ha dado por una actividad en concreto, quizás el squash ha sido lo que más me ha gustado: tres cuartos de hora super intensos, arreando raquetazos a destajo y pudiendo usar las cuatro paredes a mi antojo y conveniencia. Una descarga de adrenalina total.

Pero no voy a hablar de deporte, tengo que hablar de sus consecuencias... y es que una va pa' mayor, que ya no está el cuerpo pa' semejantes gestas. Que una cosa es mantener el espíritu de los dieciocho y otra muy distinta el espíritu que nos queda en el cuerpo.

Mi cuerpo ha estado en contacto directísimo conmigo estos cuatro días, me ha llamado de todo, menos bonita. Que si de que voy, que quién te crees que eres para darme semejante paliza, que a ver si maduras y te pones a mi nivel, que eso de marcha, marcha, queremos marcha no va por ese camino. Vamos, que me tiene la cabeza loca de los nervios y como represalia, no me deja moverme con la naturalidad, elegancia y el poderío que me caracteriza. Solo me permite caminar con cierta dignidad y se acabó.

Y hete aquí que ante tamaña catástrofe, yo he tenido que improvisar, porque una puede ser lo que sea, pero lo que no se puede perder nunca jamás, es el glamour.

Qué es eso de querer sentarte y tengas el culo media hora en suspensión porque las ingles te están dando trallazos hasta en la campanilla??... no, hijas nooooo... una se traga las lágrimas, se mentaliza previamente, diseña una estrategia de ataque, aguanta la respiración y se coloca en posición. Previamente habremos hecho unos cálculos mentales de posicionamiento, sabremos sin necesidad de mirar, dónde está nuestro culo y dónde el asiento: nos dejamos caer. No a lo elefante, sino como con cierta desgana, mirando hacia el infinito y más allá. Dejando que nuestro dolorido cuerpo, caiga ayudado por la fuerza de la gravedad. Contenemos las lágrimas y esos desesperantes quejiditos que pugnan por salir de nuestra garganta. Respiramos y controlamos ese pulso de maraqueras que se nos ha quedado y nos resta gracia.

Pero claro, el cuerpo se cansa de todo y ya está harto de la misma postura, pide cambio. Que tal un cruce de piernas?? esa postura puede ser sobria, a la par que elegante. Evidentemente, no podemos cruzarla sin más o corremos el riesgo de lanzar un alarido en dicho lugar público. Escaneámos el entorno, hacemos como que se nos cae una lentilla, el pendiente o lo que sea. Una vez dobladas y conteniendo la respiración, nos agarramos el bajo del pantalón disimuladamente y aprovechamos el empuje de nuestra incorporación para elevear nuestra pierna y que quede milagrosamente cruzada. Mantenenos el gesto impávido, sólo de esa forma lograremos contener la transpiración.

Para levantarnos del sitio, nos agarraremos a todo lo que podamos, mesa, silla, persona humana con conocimiento de causa, pero eso sí: sieeeeeempre con estilo, nada de desesperaciones, ni derribar mobiliario. Glamour, chicas, muuuuucho glamour.

En la intimidad podemos prescindir un poco de la imagen, pero no del todo, no vayamos a desencantar irremediablemente a la churri.

Subir al coche es sencillo. Primero metemos el culo en posición y ejecutamos una caída libre, como nadie nos ve, tiramos una por una de nuestras piernas y ya estamos dentro. Para bajar, repetimos la operación, teniendo cuidado de no poner la fuerza en la puerta del coche y se nos venga encima dejándonos como mosquito veraniego estampado. Cuidado.

He desarrollado la técnica de la mecedora. Esa es estupenda para meterse en la cama, pero duele. Aunque no hay nada en esta situación que no origine dolor. En fin, a la hora de irnos a la cama, tomaremos la precaución de abrirla, hay que economizar movimientos y dolores. La abrimos con holgura, que nada nos moleste. Posición de culo en caída libre, contamos hasta tres y nos dejamos ir, pero esta vez con impulso. Es muy importante no olvidarnos de las piernas, todo debe subir a la vez, estrellamos la espalda en el colchón, para ser un aterrizaje perfecto, la postura y el impulso, nos dejarán meciéndonos suavemente. Tu churri se partirá de risa, pero también se morirá de envidia porque está tan jodida o más que tú.

No puedo alargarme más. Con estos tres ejercicios, deberíais poder sobrevivir con dignidad y elegancia.

6 comentarios:

  1. Buen recetario de movimientos y posturas. Pero eso sí, ante todo y sobre todo, cueste lo que cueste conservar el glamour! jajajaja

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  2. me encanta la "posición de culo: en caida libre" jajajaaaaaaaaaaaaaa, la que más mola, jajaaaaaaaaa


    y de agarrarse las tetas no dices nada??? (no tuviste agujetas en tetas????

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  3. jajajajaa, si es que estáis mayores, porque yo llevo toda la semana en plena acción y jugando al golf, ajajjajaaa. estoy en forma, en BUENA forma, jajajajjaaa. (Y no me sujeto las tetas)

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  4. Candela: es que sin glamour, una se queda en ná!!

    Farala: por qué iban a dolerme las tetas??... qué piensas, que dejaba inconscientes a las bollonenas a tetazos??... que despejaba el balón con las mismas??... me hubiera bastado levantarme la camiseta en las jugadas peligrosas... y no se me ocurrió...jajajaja

    Marcela: ay, si tuuuuu!!!... mira la mi cuñá, que sobradita va!!!... te recuerdo que no caminaste, reptaste. Que te dolía el cielo de la boca, el pelo y el pelo del cielo de la boca. De qué vaaaaas!!!... si hasta te llegaron los suelos al parquéeeee!!!...jajaja

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  5. jajajajajajaja, Marcela tiene el glamour en sueños...creo.
    cuidadín con las "caídas libres"

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  6. jajajajjaaaa, si es que me puede el saber estar, jajajajajajaa

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