domingo, 16 de mayo de 2010

Al miedo... por los cuernos!!


Estaba aquí, más aburrida que un hongo alucinógeno y me dio por ponerme a ver fotos. Mirándolas, empecé a recordar cosas y de golpe me topé con la que os expongo. Evidentemente no se trata de mi, pero si se trata del único miedo que me atormentaba de pequeña.No sé en qué momento comprendí que había peligros. No sé en qué momento comprendí que podía haber un monstruo debajo de mi cama, pero desde luego, la sensación de peligro podía palparla. Todavía puedo sentir como se aceleraba mi corazón las veces que me atacaba el pánico porque debía llegar a mi cama y aquella cosa indefinida podía engancharme por los pies en cualquier momento. Si eso ocurría… serían mis padres capaces de llegar a tiempo?? Podrían escuchar mi pelea con el monstruo rastrero??... yo sabía que tenía muy pocas probabilidades de éxito. Si algo había aprendido en mis cinco y seis años de vida, es que los monstruos eran peludos, muy, muy, pero que muy fuertes, apestosos e increíblemente estúpidos. Por lo tanto, opté por estrujarme mi tierna e infante neurona y encontré la forma de engañar a aquel ser desquiciante. Lo primero que hacía era entablar un diálogo con un amigo imaginario que tenía la voz súper ronca. Lo segundo era dar a entender que este amigo era súper fuerte y lo tercero y casi, casi lo más importante, es que mi amigo imaginario podía luchar estupendamente contra cualquier monstruo.El siguiente paso era complicado, ya que debía saltar desde el marco de la puerta hasta mi cama. Hoy por hoy no sería un reto tan enorme ( que lo es, que una ya no está pa' acrobacias innecesarias), pero por aquel entonces, un metro de distancia era lo mismo que yo debía de tener como altura, mis piernas no daban para tanto. El caso es que yo saltaba y volaba porque la vida me iba en ello. Una vez que aterrizaba de mala manera, me daba una prisa frenética por protegerme bajo las sábanas. Pero no se terminaba ahí mi miedo, porque ya en la cama, me tapaba hasta la cabeza y claro, pasaba lo que tenía que pasar… que yo agudizaba el oído y lo que es peor: mi imaginación. En ese momento, ya había la posibilidad de que el monstruo hubiera salido de debajo de la cama y que me estuviera acechando a pocos centímetros, casi podía sentir su cara a milímetros de la mía…arrgghh!!... que angustias!!!... pero finalmente hacía lo que tenía que hacer, lo que sigo haciendo, lo que seguiré haciendo… procuraba dominar mi pánico a duras penas, ralentizar aquellos desbocados latidos de mi corazón que se hacían sentir en mi pecho, mi cuello, mi boca y en el mismo cráneo. En un arranque de valor, me quitaba las sábanas de la cara de golpe, buscando al monstruo en la oscuridad. Todavía recuerdo mi respiración alocada. Entonces comprobaba que el monstruo se había ido y yo suspiraba fanfarronamente, como diciéndole que cuidadín conmigo, que tenía soplamocos pa él, y pa cuatro más como él. Lógicamente, me quedaba frita en tres segundos… demasiado estrés.Mi habitación no se parecía a ésta, como yo tampoco me parezco a esa niñita, pero desde luego, el monstruo si que es el mismo, reconocería sus garras así hubieran pasado mil años.

Moraleja: no dejes que ningún monstruo, tenga la apariencia que tenga, te lleve y te coma cruda, no se hizo la miel pa' la boca de un monstruo.

Dulces sueños.....


8 comentarios:

  1. Te felicito por la forma como has explicado el miedo infantil. Yo no ecuerdo haberlo tenido (tal vez porque dormí durante años en la habitación de mis padres), pero sí me has hecho recordar los miedos de mi hija mayor cuando tenía 3 años y cómo no se conformaba con ver que debajo de la cama no había nadie, decía que los monstruos llegaban cuando yo me iba y apagaba la luz.

    ResponderEliminar
  2. .. Debe ser un miedo ancestral porque recuerdo exactamente la misma sensación, esconder los pies entre las sábanas que no se quedara ni un dedo fuera no fuese a atrapármelo el monstruo.. los monstruos han crecidos y ya no son tan evidentes ni siguen debajo de la cama... a veces están dentro de la cama..jja.jja

    ResponderEliminar
  3. remember de fotolog? creo recordar que si...muy bueno y besos

    ResponderEliminar
  4. El valor y el control son la resistencia al miedo aunque no la ausencia de éste...

    Quién dijo miedo?...susto más bien!!, jeje

    ResponderEliminar
  5. El mio vivia dentro del armario...(¿sería gay el pobre?) y los sonidos eran tan reales... pero sí, el valor nace de dentro de una forma inexplicable cuando se es pequeño.

    ResponderEliminar
  6. Candela: Gracias, es la única forma de explicarlo, era tal que así. Creo recordar que a mi no me duró mucho tiempo aquellos miedos, pero eran intensos y reales mientras los viví.

    Ico:...jajaja... eso también lo hacía yo, ni un milímetro de piel debía quedar expuesto. Genial eso de "tener los monstruos dentro de la cama"...jajaja... pero esos precisamente, resultaron más fáciles de ahuyentar para mi.

    Desastrín: has acertado, voy rescatando algunas perlas. Besos, xula!!

    Soledad: has sido escueta y fulminante. Totalmente de acuerdo y es que si no logramos reunir valor y control, el miedo se queda a vivir para siempre.

    Alson: es que los monstruos eligen las moradas más insospechadas y que mejor puedan atormentarnos.
    Ser niños valerosos, está bien y casi es sencillo, porque somos diminutos Quijotes con el mundo y la magia a nuestra disposición. Ser valerosos siendo adultos, tiene un mérito mucho más importante, porque conocemos exactamente nuestras limitaciones (que son infinitas) y aún así, decidimos afrontar los nuevos miedos.

    ResponderEliminar
  7. yo no me acuerdo de mis miedos, pero sé que a día de hoy, pego unas carreras por los parkings de récord, porque me dan mucho yuyu. Qué bien escribes, cuñá.

    ResponderEliminar
  8. Por los parkings??... jajaja... yo siempre te he visto muy digna en ellos, será porque no estabas sola. Desde luego, en muchas pelis es el entorno ideal para que te suceda todo lo malo. Pues nada, ponte las llaves a modo de puño americano, que tú estás condenada a visitar muchos parkings.
    Besos, cuñáaaaaaa!!!

    ResponderEliminar